Experto en arquitectura militar, defensor a ultranza del patrimonio arquitectónico y autor de numerosos libros, entre ellos y de manera especial “Vigo, la ciudad que se perdió”, que va por la quinta edición, ha hecho una propuesta de torre-mirador en el castillo de Nuestra Señora del Castro, que es como se llamó originariamente la fortaleza del siglo XVII.

-Apuesta fuerte la suya...

-Lo que yo propongo es sólo un ejemplo. Se puede hacer más bonita, más esbelta o más acristalada, y el Concello tendría que cambiar el PXOM y podría encargar un concurso de ideas entre los mejores arquitectos, pero de lo que se trata es de poner en valor el castillo y que los ciudadanos lo conozcan. Desde lo alto se podría ver toda la planta y ayudaría a entender mejor la arquitectura militar del siglo XVII, cosa imposible en la actualidad y se unificarían todos los servicios existentes y que afectan a las murallas. No se trata de dejar al castro sin las dotaciones que tiene en la actualidad.

-Ya, pero reconocerá que es impactante...

-Estéticamente no influye y ocuparía menos de lo que hay en la actualidad, como la antena y la caseta de telecomunicaciones. Hay construcciones similares en todas las grandes ciudades, en todas partes, para ofrecer una visión de la ciudad y al mismo tiempo una oferta de ocio y no son nada agresivas. En el caso de Vigo, peor es la vista que se tiene desde el mar, con una línea de edificación caótica. Y se convertiría en un elemento referencial, como durante mucho tiempo lo fue el castillo y el propio monte de O Castro. Ahí están las postales antiguas.

-Sí, pero choca, y más viniendo de un defensor acérrimo del patrimonio arquitectónico...

-Hay que tener visión amplia. Igual que procuro que no se derribe ni se lesione el patrimonio arquitectónico, promuevo edificaciones que puedan tener interés, como esa torre, incluso para el propio castillo, al que no le afecta. Reconozco y tengo capacidad para valorar lo nuevo, que no rompe y acabará siendo un referente a conservar. Cuando se comenzó a levantar la torre Eiffel, los parisinos protestaban y la querían echar abajo y ahí está como el símbolo de una ciudad que no se concibe sin ella. Y a nivel local, los silos de la Panificadora. En su día hubo protestas y ahora son un elemento a conservar.

-¿No afectaría al castillo?

-Para nada. Peor era un proyecto municipal que preveía convertir el polvorín, donde está la fuente, en un restaurante, ocupando todo el primer recinto. La torre puede ser un impacto visual, pero no le tocaría, como pasa ahora con todo lo que hay construido.

-De lo que no hay duda es de que se vería desde todas partes...

-Y de eso se trata, además de que se conozca y se ponga en valor el castillo. El Concello tendría que hacer unos buenos accesos públicos, porque la afluencia de gente sería muy importante. Y habría que buscar una entidad potente para su construcción y explotación. Sería un referente impresionante, señalizando lo que es el centro de Vigo y tendría un gran valor turístico, haciendo mucho más atractivo el parque. De lo que se trata es de promocionar el castillo, que es único en Galicia y al que no le damos el valor que tiene. Y esa torre, faro o como se le quiera llamar, sería lo mejor para conseguirlo.