El vitíligo, esas manchas blancas que resultan de la ausencia de pigmento en la piel y que se ha confirmado que sufría el cantante Michael Jackson –lo que hacía que partes de su cuerpo fuesen blancas– , también las padecen un 1,5% de la población del área de Vigo. Junto a la psoriasis, que afecta a un 2% de la población, es la principal patología cutánea que se trata en la Unidad de Fototerapia de Vigo.

Es la otra cara del sol artificial. Casi dos centenares de pacientes del área Sanitaria del Chuvi se beneficiaron el año pasado –133 en lo que va de este– de un tratamiento que está en la cartera de servicios del Sergas y que utiliza la radiación ultravioleta, pero con sus efectos más benignos.

Sus cabinas funcionan como tal en el centro de Especialidades de Coia desde hace dos años y el número de pacientes y sesiones de rayos ultravioleta no hace más que crecer.

"Esto es un tratamiento médico, no estético", insiste el doctor Zulaica.

Por confusión con la lepra, desde tiempos inmemorables los que sufrían vitíligo –una enfermedad degenerativa de la piel– eran apartados de la sociedad. En India estas manchas se asociaron con pecados de otra vida y los que los sufren padecen también el rechazo social. Ahora, las nuevas técnicas tratan de darle solución.

Expertos insisten en que no está recomendado para todos los casos y que siempre miden –como a la hora de aplicar medicamentos– los efectos secundarios y las mejorías. En el caso del vitíligo, por ejemplo, sólo se aplica a los que tienen entre el 25 y el 30% de la superficie corporal afectada. En la Unidad también se trata la luz como cura de linfomas cutáneos, de dermatitis atópica o en el tratamiento de células de elecciónT.

Dos cabinas de radiación entera (similares a las de los solarium); otra una parcial, llamada "puvita" –que se dirige en específico a manos y pies– se completan con una bañera en la que el paciente se impregna de partículas fotosensiblizantes para luego recibir con mayor efecto el tratamiento. Trabajan con rayos ultravioletas A y B de banda ancha y estrecha, pero miden la radiación de cada paciente en una ficha. "Lo que queremos conseguir es regular la inflamación y mejorar la piel", explican los facultativos. Los resultados que se muestran en fotografías son espectaculares.

"Sufro de liquen plano desde hace tres años y esto me ha mejorado los brazos considerablemente", explica una de las pacientes de la Unidad ubicada en Coia, Isabel Montero. Está tratada mediante luz ultravioleta de los picores e inflamación que produce su enfermedad.