La zona de O Castro porque es frecuentada para actividades deportivas, los jardines del parque Blein Budiño que están próximos al Concello o alguna plaza de un centro de salud son las ubicaciones que barajan las autoridades locales para ubicar un nuevo monumento a la solidaridad de los donantes de órganos. La ciudad será la primera de Galicia en levantar para ellos un recordatorio. Se trata de un trabajo encargado por la Asociación de donantes y receptores de órganos de Vigo (ADROVI) y que será inaugurado con motivo del Día del Donante, el próximo 2 de junio.

La Escola de Canteiros de Pontevedra -en Poio- elaboró hasta ocho proyectos de los que salió el boceto definitivo, que será costeado con fondos de la Diputación Provincial. El elegido finalmente mide dos metros de alto (con la base incluida) y 1,20 de ancho. El artista que resultó agraciado en dicho concurso, Adrián Otero, ya ha trabajado para más obra públicas aunque reconoce que “no tenía esperanzas de que la cogieran”, asegura que la obra, de granito, estará finalizada a mediados de mayo.

“El ayuntamiento y la Asociación ultiman un lugar que concretarán a lo largo de la semana. Técnicos municipales harán una visita próximamente para tomar la decisión”, explica el concejal de Distritos, Ángel Rivas.

Se compone de dos mitades partidas de un corazón y la parte que refleja las líneas del electrocardiograma (que pasa de la vida a la muerte) estará rebajado en la piedra.

“El monumento es el primero en Galicia, sabemos que sólo hay tres en España”, asegura Celso García de ADROVI. “La idea surgió hablando entre nosotros en la Oficina de coordinación de Trasplantes, entonces estaba María Méndez en la Escuela de Canteros de Poio y le pareció buena idea”, prosigue.

Ellos mismos eligieron la maquetas y elegimos ése. “Es un monumento a las familias de los donantes y a los donantes en sí. Pensamos que de alguna manera había que agradecérselo y ésta fue la mejor”, explica García. También, la importancia de inaugurarlo haciendo coincidir con el día del Donante, el 2 de junio.

Salvar la vida

En el caso del vigués Celso García, trasplantado de hígado hace 13 años, la experiencia le salvó la vida. “Celebro dos cumpleaños, el 25 de diciembre que nací y el 21 de julio que fue el trasplante”, explica.

La raíz de su problema hepático fue una cirrosis. El problema, como en el caso de los riñones -asegura- “es que no duele, sólo sientes cansancio y somnolencia”. Así que cuando supo de su enfermedad, ya era tarde. A diferencia de la insuficiencia renal, que puede suplirse de forma provisional con diálisis, para el hígado, sólo puede pasar un año de espera. “Me dieron la invalidez antes de trasplantado”.

“Tuve una suerte inmensa porque mi hígado apareció en diez días, me valió por el grupo sanguíneo y se adaptó a mi cuerpo”, recuerda sobre la operación que le practicaron en Santiago de Compostela. “Creo que ahora estoy mejor que antes; cuando vives algo así le das toda la importancia que tienen las pequeñas cosas”, asegura. “A mí cuando me llamaron estaba en la playa. En cualquier momento tenía un sangrado y caía desfallecido; normalmente la espera se hace muy dura”, reflexiona.