Tristes, pero satisfechos. Semanas de movilizaciones y protestas, negociaciones e idas y venidas a Madrid se han sellado con un amargo acuerdo: el cierre definitivo del hospital de Cruz Roja en la calle Cánovas del Castillo.

Trabajadores y dirección sentenciaron por fin de forma satisfactoria el veredicto. El próximo martes se firmará el última acta que implica el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) para 47 trabajadores fijos. El comité de empresa dio el sí a una propuesta que pasa por los máximos posibles de indemnización, tras negarse al plan de prejubilaciones que les ofreció la empresa.

"Nos quedamos cerca del máximo por año y el documento estará elaborado ya la próxima semana", explicó a su salida de la negociación la presidenta del Comité de Empresa, Hortensia Pérez, aún nerviosa al explicar la decisión al resto de trabajadores.

"Una noticia triste", pero satisfactoria también en palabras de la dirección de la ONG –que echó en falta de nuevo el apoyo económico necesario de la Consellería de Sanidade para reflotar el convenio–. Así lo considera el subdirector del Departamento de Salud de Salud y Socorro, Fernando Prado, que aseguró "hemos hecho todo lo posible para llegar a un acuerdo, para nosotros cerrar un hospital también es triste". En realidad, la negociación comenzó con una oferta de 36 días por parte de la empresa y acabó en 42.

La situación acordada es la siguiente: Se mantienen los contratos a las cinco personas que trabajan de "relevistas" y estos puestos de trabajo se asignarán a distintas instalaciones de Cruz Roja en Vigo. Se trata de los empleados a tiempo parcial que cubren la media jornada de otros trabajadores prejubilados.

El resto de la plantilla será despedida e indemnizada, en virtud de un ERE que solicita 42 días con un máximo de 42 meses como techo.

"Cruz Roja querría que todos los que superan los 55 años se prejubilasen", explican fuentes de la negociación, que se negaron.

La directora nacional de salud de la entidad, Carmen Martín, justificó el cese de actividad en un "sistema de déficit crónico". "Llevamos más de tres años acumulando pérdidas y no vamos a rebajar la calidad asistencial para seguir adelante", aseguró al inicio de las negociaciones.

Los setenta pacientes crónicos que atendía el hospital (la mayor parte de ellos de entre 50 y 60 años de edad) ya fueron traslados a otros hospitales de la Consellería de Sanidade. Pero aún quedan tres enfermos que han presentado sus exigencias al Sergas y cuya reubicación será "próxima", aseguran. La juez que instruye el caso también tendrá que tomar en breve una decisión al respecto. En cuanto al futuro del edificio, que fue construido en un solar municipal en los años cuarenta, Cruz Roja descarta su venta. El material sanitario y mobiliario se desechará,