Acostumbrado a hablar en las aulas y los medios de comunicación, Martínez Lázaro disecciona con claridad la política y la economía de nuestro país. Ayer participó en la sexta edición del programa de alta dirección que el Instituto de Empresa imparte en el Balneario de Mondariz y, por la tarde, ofreció una conferencia en Vigo para los antiguos alumnos gallegos.

–Zapatero prometió que cambiaría un modelo productivo basado en el ladrillo a otro centrado en el I+D, sin embargo, acaba de anunciar que impulsará la creación de 350.000 puestos de trabajo en la construcción. ¿Ha cambiado de opinión?

–El Gobierno sigue apostando por ese cambio, pero el desempleo es muy importante y la construcción es una forma de absorberlo. Sin embargo, me cuesta creer que pueda alcanzar esa cifra terriblemente ambiciosa con ayudas a la rehabilitación de viviendas. Serán difíciles de conseguir y además las rentas de las familias son las que son. Es un sector que se mueve mucho en la economía sumergida y la gente optará por esta vía para hacer reformas, aunque baje el IVA en la factura.

–¿Otra medida fallida?

–Falta un rumbo consistente en la política económica del Gobierno. Ha lanzado una continuidad de medidas deslavazadas e improvisadas y docenas de ellas han sido inmediatamente rectificadas, como el recorte de los salarios de los funcionarios o la ampliación de la base de cálculo en las pensiones.

–¿Debería remodelar Zapatero su equipo?

–Ahora mismo no es aconsejable porque España ostenta la presidencia europea, pero tampoco lo sería en otro momento porque la salida de la crisis no depende de los titulares de los ministerios, sino de una seriedad en la política económica que no existe.

–¿Ha acertado con alguna de las medidas?

–El retraso en la edad de la jubilación y la ampliación de la cotización no nos van a sacar de la crisis, pero es un problema para los próximos veinte años y habrá que retomarlo y explicarlo de forma sosegada. El problema es la falta de credibilidad y de una estrategia clara. El Gobierno ha cambiado radicalmente su discurso tras el foro de Davos. En diciembre aprobó unos presupuestos muy expansivos y ahora acaba de anunciar un recorte de 50.000 millones.

–¿Para qué ha servido el Plan E?

–Ha evitado un mayor deterioro de la economía, pero, como ya se sabía, no es sostenible. Cambiar aceras no tendrá un efecto importante en el futuro y habrá obras insostenibles.

–¿Sería positivo bajar el sueldo a los funcionarios?

–Fue una mala idea aumentárselos en un 3,7% en 2009, cuando ya se atisbaba lo peor de la crisis. Ahora se habla de una congelación, pero es insuficiente para acometer la reducción de gastos a la que se ha comprometido el Gobierno. El debate que inició el secretario de Hacienda y cortó radicalmente la vicepresidenta De la Vega tendrá que abrirse de nuevo.

–Algunos países han bajado impuestos para atajar la crisis.

–Es un debate muy importante. Es claro que su reducción favorece la economía, pero el Gobierno español necesita ingresos y la única forma pasa por subir impuestos como el IVA y los especiales, que suponen grandes yacimientos de recaudación.

–Formule una receta para reducir el paro.

–La reforma laboral no será útil a corto plazo, pero sentaría las bases para cuando el empleo comience a recuperarse. Y hay que inspirar confianza en el mercado, algo en lo que el Gobierno no se ha distinguido.

–¿Cuándo saldremos de la crisis?

–En el último trimestre del año habrá un crecimiento bastante débil e insuficiente para que las cifras anuales sean positivas. En 2011 será moderado, pero me resulta difícil asumir las previsiones del Gobierno para 2012 y 2013 porque no hay palancas de crecimiento.

–¿Qué papel deberán jugar las comunidades autónomas?

–Deberán llevar a cabo una política de austeridad, con una contención y racionalización del gasto. Tienen capacidad normativa y presupuestaria para potenciar los sectores innovadores y reducir la burocracia.

–¿Cómo ve a Galicia?

–La crisis ha afectado a sectores que tradicionalmente han sido su motor de crecimiento como la automoción y el naval, pero en los últimos años también ha apostado por la diversificación y sectores innovadores como las tecnologías. Ha hecho muy bien los deberes, pero no se puede dormir. Y también es importante crear un clima para el emprendimiento.

–El Ejecutivo denuncia una conspiración en el extranjero.

–Hay inversores que se aprovechan de situaciones para obtener beneficios, pero no hay que darle motivos. La falta de credibilidad del Gobierno español da pie a esto, pero echarle la culpa a especuladores o confabuladores no tiene sentido. Hay países con más deuda que España y que no suscitan el mismo temor.

–¿Podemos llegar a una situación límite como Grecia?

–Estamos muy lejos, porque nuestro endeudamiento no llega ni a la mitad y porque Grecia ha falsificado reiteradamente sus estadísticas. Pero a veces los inversores nos meten a todos en el mismo saco.

–¿Está a tiempo Zapatero de reconducir la situación?

–Siempre se está a tiempo. Zapatero ha aterrizado en una realidad en la que llevamos viviendo mucho tiempo los españoles.

–¿Qué opina de la campaña a favor del optimismo protagonizada por conocidos personajes públicos?

–Yo soy uno de esos expertos que se mostró pesimista en los medios, pero es que la situación es muy complicada y cuanto antes seamos conscientes de ello, más fácil será poner los medios. Claro que estoy seguro de que vamos a salir de la crisis y de que lo haremos reforzados. Bienvenido sea el optimismo, pero que parta del realismo no de la burbuja maravillosa en la que vivía el Gobierno.