Los fondos del archipiélago de Cíes albergan un auténtico museo arqueológico. El inventario localiza siete pecios y numerosas anclas de piedra. Según el autor, algunas de ellas fueron retiradas por el personal de la Armada durante la limpieza de la marea negra del Prestige y se desconoce su paradero actual.

Durante la marea baja, en el lago que une Monteagudo y Faro son visibles los restos de los muros de dos viveros de ostras y langostas, y en 1991 se extrajeron dos sables cerca del bajo Berrón. Otra pieza singular, un anillo con sello ducal, fue recuperado en el mismo entorno en 1982 enganchado al raño, una especie de rastrillo utilizado por mariscadores. Algunas hipótesis los relacionan con un navío inglés embarrancado en el siglo XIX e incendiado por la tripulación para evitar su captura. También son significativos muchos restos de munición, el fragmento de cerámica gris que pertenecería a una olla y un canto rodado identificable como parte de una "poutada", una piedra que se usaba como ancla.

Los fondos del archipiélago de Cíes albergan un auténtico museo arqueológico. El inventario localiza siete pecios y numerosas anclas de piedra. Según el autor, algunas de ellas fueron retiradas por el personal de la Armada durante la limpieza de la marea negra del Prestige y se desconoce su paradero actual.

Durante la marea baja, en el lago que une Monteagudo y Faro son visibles los restos de los muros de dos viveros de ostras y langostas, y en 1991 se extrajeron dos sables cerca del bajo Berrón. Otra pieza singular, un anillo con sello ducal, fue recuperado en el mismo entorno en 1982 enganchado al raño, una especie de rastrillo utilizado por mariscadores. Algunas hipótesis los relacionan con un navío inglés embarrancado en el siglo XIX e incendiado por la tripulación para evitar su captura. También son significativos muchos restos de munición, el fragmento de cerámica gris que pertenecería a una olla y un canto rodado identificable como parte de una "poutada", una piedra que se usaba como ancla.