Competencia bajo tierra. Las dos tuneladoras que excavan el túnel por donde llegará el AVE a Vigo trabajan "de forma simultánea" pero con resultados desiguales. Bautizadas con los nombres de Miñoca y Lebre, ambas maquinarias ya horadaron, respectivamente, 2.900 y 2.300 metros de los 8,6 kilómetros que separan el Valle das Maceiras (Redondela) de la estación de Urzáiz. Un ritmo de perforación que les sitúa ya muy cerca del subsuelo del municipio vigués, pero más lento del previsto por los problemas surgidos con el terreno, lo que podría retrasar varios meses el plazo de enero de 2011 anunciado para la conclusión de esta faraónica obra presupuestada en 184 millones.

Desde el Ministerio de Fomento no quieren concretar fechas sobre la inauguración de ese túnel de dos tubos paralelos. "Los técnicos trabajan con la previsión de finalizarlo en 2011 si no surgen más incidencias", se limitan a comentar de forma oficial.

Ahora todos los esfuerzos de los responsables de la constructora, la UTE formada por FCC y Acciona, se centran en aumentar el ritmo de perforación. En octubre del año pasado, ambas tuneladoras avanzaban unos 20 metros al día, mientras que ahora rozan los 10. Desde Fomento insisten en las complicaciones del terreno: "Se ha encontrado un material más abrasivo y menos fracturado de lo inicialmente previsto". Para afrontar esa dureza de la roca se pretende acoplar a Miñoca y Lebre cuchillas especiales fabricadas en Estados Unidos, de las que la UTE sigue pendientes de recibir (las encargó a finales de 2009).

"Aquí no se para"

"Aquí no se para". En la zona cero de la obra, en el Valle das Maceiras, trabajan en la actualidad en torno a 450 personas repartidas en tres turnos que desarrollan día y noche una actividad "frenética". El funcionamiento de las tuneladoras absorbe buena parte del trabajo de esa ingente plantilla que no sólo se centraliza en la excavación. En el exterior se van almacenando los gigantescos anillos que conforman la estructura de los tubos del túnel y que se colocan a medida que avanza la perforación.

Cada anillo contiene siete dovelas, y ahora se fabrican íntegramente en esa zona cero. En concreto, en el tramo horadado por Miñoca (tubo izquierdo) ya se han colocado 1.810 anillos, lo que equivale a 12.670 dovelas; y en el recorrido de Lebre, otros 1.430 (10.010 dovelas). Según los cálculos de la propia UTE, al final de la perforación se habrán instalado cerca de 70.000 dovelas.

Si no surgen nuevas averías ni más contratiempos con el terreno, las tuneladoras, aunque supervisadas en todo momento por personal especialista, trabajan casi de forma autónoma. "La colocación de las dovelas representa la maniobra más compleja", explica un ingeniero. Para empezar, esos anillos se transportan en locomotoras hasta la cabeza de la perforadora. De ahí que a más distancia excavada se invierta más en el traslado y por tanto, en su fijación, por medio de un brazo erector, en las paredes de los pasos subterráneos.