Entra el graznido de las gaviotas por la claraboya. Iiii. Un cierto olor a salitre parece entremezclarse con el perfume de la madera recién cortada de las paredes y la gruesa mesa de pino. En lo alto del techo, cuelgan dos hamacas blancas que quieren bambolearse de vez en cuando, como si un ficticio mar las acunase. El verdadero camarote que compartía Darwin a bordo del Beagle con un miembro de la tripulación era unos centímetros más bajo, y los muros eran de caoba. Sin embargo, la reconstrucción parece ser el verdadero. No falta ni parte de la popa del barco, ni el palo de la mesana, ni la rueda del timón. En el tablero central resulta sencillo imaginarse al naturalista inglés bosquejando las bases de su teoría evolutiva.

La muestra que inauguró ayer el Museo do Mar de Galicia, bajo el nombre "Darwin. Navegando no Beagle", constituye un ambicioso y completo recorrido por las expediciones darwinistas, y un punto de encuentro entre las bases y el futuro de la investigación científica. Las amplias salas del museo se dividen en secciones muy bien definidas. Se parte de las exposiciones que precedieron a las darwinistas, y se introduce la tripulación del Beagle, los utensilios de navegación y cuáles fueron las rutas que el sabueso (nombre del barco, en inglés) más famoso de la historia recorrió en sus cinco años de viajes.

Se puede entrar en el habitáculo en el que dormía Darwin, que si parece modesto, en comparación con el hacinamiento en el que vivían el resto de sus compañeros de expedición, era de lujo.

También se añade material de la época, adquirido en anticuarios ingleses, y reconstrucciones fósiles y restos animales cedidos por diversas entidades. Hasta el mes de marzo estará disponible este precioso recorrido por la historia de la investigación, cuyo coste total ronda los 100.000 euros, según informó el director del museo, Pablo Carrera.

El recorrido se completa con la proyección de documentales, la exhibición de animales conservados en formol, como un pez martillo, y una recreación del despacho de Darwin en su residencia de Down House, en la que se pueden consultar todas las obras que escribió el científico británico a lo largo de su vida. Antes de llegar a la última sala, que alberga una réplica de la sonda marciana Beagle II, se pueden ver las respuestas satíricas que despertó la publicación de las teorías darwinistas.

A partir de mañana se desarrollará un ciclo de conferencias paralelo sobre Darwin y sus teorías. Pero, tal vez, la estrella de esta muestra inédita es la réplica del Beagle, que se irá desenvolviendo delante del público por su artífice, Francisco Fra.

Para el alzado del mismo se utilizaron los planos de la embarcación original y se están siguiendo las técnicas de construcción naval, no las de una simple maqueta artística, por lo que podría recorrer si problema los mares, eso sí, si hubiese hombres a esa escala para tripularlo, como bromeó Fra.