Un nuevo susto para los vecinos de Vigo. Tras el desplome de una fachada el pasado domingo en Bouzas, ayer el Concello realojó en un hotel de la ciudad a seis vecinos de la calle Real como medida de precaución ante el pésimo estado de un edificio deshabitado y que lleva apuntalado más de tres años, ubicado en ese mismo vial, en el número veinte. Pese a que los bomberos consideraron que "existe riesgo de derrumbe", el concejal de Urbanismo, José Mariño, se mostró más cauto y señaló que habrá que esperar a que los técnicos inspeccionen hoy el inmueble para tomar las medidas necesarias, aunque la más probable es la demolición.

Los hechos ocurrieron ayer en torno a las cuatro de la tarde, cuando los cuidadores de barrio del Casco Vello alertaron a la Policía Local de que seis personas estaban consumiendo drogas en el interior del inmueble, que consta de cuatro plantas. Cuando los agentes llegaron al lugar, los toxicómanos ya se habían ido. "Al entrar en el edificio y comprobar su estado ruinoso, con los techos caídos y los pisos desplomados, avisamos a los bomberos, que ya no quisieron ni entrar por el riesgo de desplome", relataba un policía. Los agentes precintaron el inmueble y acordonaron la zona a lo largo de ocho metros de calle para evitar el acceso de los ciudadanos.

Al lugar de los hechos se desplazaron el edil y la gerente de Urbanismo, y el concejal de Patrimonio Histórico, Dosio Álvarez, para comprobar in situ el estado de la estructura.

Antecedentes

La Gerencia de Urbanismo ya inició un expediente a este edificio en el año 2000. El pasado verano dictó una orden de ejecución de medidas urgentes de seguridad, para lo que el Concello concedió un tiempo máximo de una semana. Tales medidas consistían en impedir el acceso a la edificación mediante un vallado correcto y limpiar los residuos acumulados en el interior.

Asimismo, el gobierno local impuso al menos una multa coercitiva porque el dueño del inmueble evitó ampliar las superficies de apoyo de los puntales y retirar elementos que presentaban riesgo de caída. La red de protección tampoco estaba correctamente instalada.

Además de las medidas de seguridad ordenadas por Urbanismo, el departamento municipal instó al propietario del inmueble del número 20 de la calle Real a realizar obras tanto en la estructura como en la fachada, cubierta e interiores. Para analizar la edificación y solicitar la licencia de obra se concedió un plazo de cuatro meses, el cual vence en noviembre.

Los técnicos de Urbanismo visitan esta mañana el inmueble para inspeccionarlo en profundidad. En el caso de que tenga de derribarse, el Concello tendrá que adelantar el pago de la demolición.