El desprendimiento de la fachada de un edificio de la calle Martín Alonso Pinzón, en Bouzas, hirió ayer de gravedad a J.N., un varón de 43 años y de nacionalidad holandesa, que quedó prácticamente enterrado por las piedras. El hombre, que se dirigía a la pensión situada frente al edificio en el que se produjo el derrumbe y el la que estaba alojado, permanecía al cierre de esta edición en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del hospital Xeral con politraumatismos.

El incidente se produjo pasadas las ocho de la tarde. Un fuerte estruendo alertó a los vecinos de la zona que, sobrecogidos por el suceso, alertaron a los cuerpos de seguridad. El derrumbe de la fachada lateral del inmueble, ubicado en el número 202 de la calle Tomás Alonso, estuvo a punto de afectar a otra vecina que pasaba por el callejón y que fue auxiliada en un primer momento por los vecinos tras tener un ataque de ansiedad.

Los residentes en el vial fueron los primeros en auxiliar al varón que quedó bajo las piedras. "No pudimos más que sacar algunos cascotes. La imagen era desgarradora. Tenía las piernas destrozadas y la cabeza magullada", relataba Gaspar Alonso, uno de los vecinos que lo atendió en un primer momento.

Una ambulancia se llevó al herido después de que los agentes de seguridad levantaran las piedras que habían caído sobre el hombre. Minutos después del suceso, los bomberos retiraron con una grúa parte de los cascotes que todavía quedaban en lo más alto del inmueble y que amenazaban con caerse.

El desasosiego de los vecinos de la calle Martín Alonso Pinzón se mezclaba con su indignación. Los residentes aseguran que hay al menos diez denuncias en el Concello alertando del riesgo de derrumbe de este edificio. La propietaria de la pensión en la que se alojaba el herido, Francisca Fernández, puso una de las últimas. "El edificio se está cayendo y temo que ocurra una desgracia [...]. Temo por la seguridad de mis clientes, por la de mi familia y por la de todos los viandantes", relata en la que tramitó en junio de este año. "Nos cansamos de denunciarlo y no hicieron nada. Ahora pagamos las consecuencias", lamentaba Patricia Bastida, vecina de la zona.

El tramo en el que se produjo el derribo estaba vallado y con un cartel que prohibía el paso de peatones.