Es hijo de ferroviario y cuando nació en la estación de Ribadavia se oía al fondo el silbato del tren que llegaba de Castilla. Justo en ese momento, ese mismo día, mes y año, en Southampton los pasajeros del Titanic oían la sirena que señalaba la salida hacia su trágico destino. Era el 10 de abril de 1912 y Francisco Fernández Pereira, que luego sería conocido en Vigo como Paco el de La Belga, inició su andadura por ese largo itinerario que llega hasta hoy, 97 años más tarde, sentado con nosotros en su casa de la Plaza de la Constitución viguesa, dotado de una memoria prodigiosa y erguido como un ciprés.

Saber que todos los de su generación han ido muriendo no le quita su buen humor y su apostura. Tampoco va a amedrentarse por la muerte quien vio caer acribillados a tantos en combate a su alrededor en esa guerra de España en la que hizo todo el frente norte, de Asturias a Cataluña pasando por el cinturón de hierro de Bilbao. Que recuerde, le queda en Vigo de su tiempo Rafael Olmedo, Paco Lumbreras y Manuel López Valcárcel con más de 90; "¡Ah, sí, y el fotógrafo Ángel Llanos! Angelito le llamábamos porque era más pequeño, debe tener sólo 94", dice riendo.

Su infancia y adolescencia está unida al medio ambiente ferroviario, en Ribadavia, Ourense, Pontevedra y, por fin, Vigo, a donde su padre fue destinado como jefe de estación. "Oiga -le pregunto- ¿no le tocó a su padre trabajar para la West Galicia Railway, primer ferrocarril gallego del que fue gerente el abuelo de Camilo J. Cela y en el que estaba la famosa locomotora La Sarita?". "Justo, justo, fue en Pontevedra", dice sonriendo.

Paco "el de la Belga" (por casarse luego con una hija de este promotor cristalero y trabajar allí muchos años) era amigo de Paquito "el alemán", que murió hace poco con 95 años y con el que le veo en una foto de 1933 remando en una trainera del Club Marítimo de Vigo, junto a otra posando con la primera y flamante promoción de la Escuela de Comercio de Vigo, 6 alumnos de los que sólo queda él.

Cuando nació Paco en 1912 reinaba en España Alfonso XIII, así que vio pasar a este rey, al general Primo de Rivera, a los políticos de la República, a Franco y a los gobiernos de la democracia posterior. Por ver, vio en 1936 hasta al capitán Carreró minutos antes de que leyera ese bando de alzamiento contra la República que originó su saldo sangriento en la Puerta del Sol viguesa.

Recuerda aquel Vigo familiar y pequeño de los años 20 y 30, "en que tapaban la cabeza hasta los niños, fuera boina, gorra, pajilla"... Aquella Alameda entre verjas con el Ideal Cinema, después el cine Royalty, el Tamberlick donde oyó entre otros al barítono Sagi Barba...

Hizo la guerra y a punto estuvo de seguir como militar si no hubiera casado a su vuelta con Aida, una hija de los de La Belga, con la que vive feliz hasta hoy, 65 años más tarde. Y viajó mucho entretanto.