La falta de lluvias en el verano y otoño de 2007, el periodo más seco de los últimos cincuenta años, encendió las alarmas sobre la capacidad de suministro de agua a Vigo y su área al bajar en picado las reservas de los embalses de Eiras y Zamáns. La sequía obligó a tomar medidas de ahorro excepcionales en los servicios municipales, y se pidió a la población que redujese al máximo el consumo. El gobierno local encargó un estudio para conocer el riesgo de que el abastecimiento sea insuficiente a medio plazo y tomar medidas, y los técnicos concluyeron que, con las reservas actuales, es previsible que los problemas "se vean agravados" en el futuro. Los datos oficiales lo avalaban. El avance del Plan Director de la Xunta señalaba que la demanda pasará de los 40 hectómetros cúbicos que utilizan ahora cada año los habitantes de la ciudad y su entorno, a 71 en 2030. Ante tal crecimiento el estudio municipal planteó cuatro soluciones para elevar el caudal que llega a la ciudad y a su área, ya que Eiras surte también a Redondela, Cangas, Moaña, Porriño, Mos y Soutomaior.

El alcalde, Abel Caballero, reclama una actuación inmediata a elegir entre tres de esas opciones. Antes de decidir, pide que la Xunta lo consensúe con el Concello. Lo mismo opinan los regidores de otros ayuntamientos, que demandan un pacto. La Consellería de Medio Ambiente no cree, de entrada, que sea necesaria ninguna actuación para aumentar las reservas, ya que mantiene que puede garantizarse el servicio con mejoras en la red, entre éstas la ampliación de conducciones y la construcción de una planta potabilizadora. No obstante, deja abierta la posibilidad de ejecutar la menos costosa y de menor impacto ambiental de esas cuatro alternativas: un bombeo desde el río Verdugo a Eiras. Y tampoco descarta del todo otra vía: una captación al Miño.

Las opciones del estudio municipal son o construir una presa en el Oitavén, aguas arriba del embalse de Eiras; o una en el Verdugo; hacer un trasvase desde el Miño con una conducción de 30 kilómetros; u optar por un azud, sistema que consiste en instalar una pequeña presa en el Verdugo e impulsar el agua hasta Eiras.

Coste elevado y rechazo

Las presas ofrecen como principal ventaja la alta calidad del agua, pero el coste es elevado, el plazo de tramitación y construcción muy largo, en torno a ocho años en ambos casos, y son obras que generan un gran rechazo social. La del Verdugo conllevaría una inversión de 50 millones, y habría que expropiar, según la estimación de los técnicos, dos millones de metros cuadrados y 40 viviendas. La infraestructura en el Oitavén también requeriría de nuevos terrenos en los que además se asientan 25 casas. Construirla precisaría de una inversión de más de 38 millones. Ambas garantizarían el suministro a la ciudad y su área por más de 40 años.

El anterior conselleiro de Medio Ambiente, Manuel Vázquez, dejó en estudio las cuatro opciones, pero tenía dos preferencias: la presa del Oitavén, y una captación desde el Río Miño. No obstante, el Plan Hidrolóxico que tramitó, y que ahora ha retomado el nuevo gobierno de la Xunta, incluye el azud en el Verdugo, sólo si se considera necesario en el futuro, y descarta las otras alternativas. El gobierno autonómico aprobará en cuestión de semanas el Plan.

La captación desde el Miño consistiría en un bombeo desde Tui hasta Vigo a través de una tubería de más de 30 kilómetros. La propuesta no convence a Caballero, que la descarta por considerar que la calidad de las aguas es muy baja. El estudio refleja que el principal río de Galicia está muy contaminado por "estreptococos y clostridium, un tipo de bacterias especialmente resistente a tratamientos de depuración". La elección obligaría a adaptar las instalaciones de tratamiento de Vigo y O Porriño, ya que en su estado actual no estarían capacitadas para depurar ese agua. La inversión final sería además elevada, al superar los 27 millones, pero ofrece la ventaja de que el periodo de trámite y construcción sería de 4 años.

El azud con bombeo hasta Eiras es la fórmula más económica y la que, según concluyen los técnicos, presenta la mejor relación "coste-beneficio", si bien "no garantizaría una solución definitiva", matizan. La Xunta maneja tres estudios para esta alternativa con costes en torno a seis millones de euros. El sistema reforzaría el suministro a Vigo y su área durante los meses secos, entre mayo y septiembre. El Concello lo incluye entre las posibilidades, si bien exige a la Xunta una reunión técnica para consensuar la solución antes de que se apruebe el Plan.

Los técnicos apuntan que el abastecimiento futuro "no está garantizado en la práctica". Vigo tiene una concesión de 3.000 litros por segundo en Eiras, pero la estación de O Casal, en la que se potabiliza el agua, sólo cuenta con capacidad para tratar 1.300. "Sufre graves carencias que dificultan su operatividad", avisan los expertos. Su mejora o la construcción de una nueva es otra demanda del Concello, si bien en este caso el Plan Hidrolóxico confirma una instalación en Santa Marina (Cabral), que permitiría duplicar el proceso actual. El Ayuntamiento la reclama "con urgencia".