Como si de un ser vivo se tratase, los habitantes de la nueva sede del Colegio de Arquitectos en Vigo están "investigando su comportamiento" cada día para "aprender a utilizarlo". El equipo al completo se trasladó desde Marqués de Valladares al nuevo edificio el pasado agosto y ya comparte espacio con los trabajadores de las diez empresas que han alquilado oficinas y locales como la mutua Asemas, la distribuidora de material de oficina Dismac o Sima, dedicada a la construcción en madera o aluminio. En breve también empezará a funcionar una cafetería directamente conectada con el exterior.

Irisarri y Piñera diseñaron plantas y estancias comunicadas visualmente de forma que los usuarios del inmueble están permanentemente relacionados. Y lo mismo sucede entre el interior y la plaza. En este sentido, el presidente de los arquitectos vigueses, Salvador Fraga, destacó ayer su "enorme transparencia y permeabilidad con el entorno" durante una visita guiada con los medios de comunicación antes de que el presidente Feijóo y el alcalde lo inauguren esta tarde oficialmente.

Fraga y el decano de los arquitectos gallegos, Celestino García Braña, definieron la nueva sede como un "compromiso" con la ciudad en un momento de crisis económica que afecta especialmente al sector de la construcción y en el que los visados de trabajos han descendido "más de un 80%".

"Es un problema, pero a la vez un reto apasionante. Este edificio es un símbolo de ese desafío. Treinta cinco años de historia nos avalan. Tenemos mucho que decir y mucho que ayudar y la sociedad debe ayudarnos a coger carrerilla", solicitó el presidente de la sede viguesa.

Si A Coruña cuenta con la Escuela de Arquitectura, la nueva sede aspira a convertirse en un referente en el sur de Galicia que "acoja la reflexión" y funcione como un "centro de actualización del conocimiento" para los profesionales. "Este edificio tiene horizonte de futuro. Los problemas de la ciudad y su entorno no desaparecerán con la crisis", añadió.

La situación económica sí obligará, sin embargo, a buscar nuevas salidas profesionales a los tres mil arquitectos gallegos colegiados. Braña apuntó en primer lugar a la rehabilitación de viviendas, además de las grandes infraestructuras y a la incursión en aspectos relacionados con la construcción que hasta ahora ejercían otros profesionales.

El decano subrayó que el nuevo inmueble ha supuesto un esfuerzo "al límite" de sus posibilidades para el colectivo vigués –casi dos millones de euros– y se mostró convencido de que "Vigo acabará enorgulleciéndose de él" además de convertirse en punto de atracción para futuros visitantes.