El profesor Moreno participó como autor coordinador líder del capítulo europeo en el IV Informe del Panel Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC), coincidiendo con la concesión del Nobel de la Paz a dicho organismo. El experto, que en la actualidad trabaja en el V Informe, participó ayer en la apertura del máster en Gestión del Desarrollo Sostenible con una charla sobre el trabajo “neutral” de los científicos y la necesidad de que los gobiernos tomen medidas desde ahora.

-¿Ha hecho España sus deberes medioambientales?

-Como miembro del IPCC tengo que ser neutral, pero debo señalar el compromiso de España y de la Unión Europea. El empeño del Ejecutivo español es inequívoco. Los compromisos que asume son los más ambiciosos de los que marca la UE, que es la que está liderando la negociación que está en marcha. Las políticas de la UE tienen muy presentes los escenarios de cambio y futuros impactos que el IPCC ha puesto sobre la mesa y, en cuanto a liderazgo e intensidad, arrastra a otros países en la reducción de emisiones.

-Entre los países más reacios a aplicar medidas estaba EE UU, pero Obama tiene la intención de cambiar esto.

-Ya no sólo por el cambio en la Administración americana. Desde que el IPCC dio a conocer el IV Informe las cosas no han sido iguales. La contundencia de los datos era de tal calibre que resultaba muy difícil no hacerles caso. Con el tiempo, los ciudadanos podrán pedir responsabilidades a sus gobiernos si los ignoran. Obama ha hecho un giro y es bienvenido en cuanto suponga mucha reducción de emisiones y cuanto antes.

-Un organismo internacional que obligase a los gobiernos facilitaría las cosas.

-Ya lo hay. Es la Convención sobre el Cambio Climático de la ONU. Es la que adopta acuerdos y traspasa la autonomía de países y organizaciones como la Unión Europea.

-Quizá sería necesaria alguna sanción ejemplar.

-El problema es quién le pone el cascabel al gato. Un país no puede imponer su autoridad y la Administración Obama está dando mensajes en este sentido: o lo hacemos de común acuerdo o no se hará. Debemos pedir a los gobiernos un acuerdo para que adopten planes de reducción de emisiones y no traspasar fronteras peligrosas.

-¿Puede ser ahora EE UU un líder para el resto de países?

-EE UU se está sumando al liderazgo que la UE venía marcando y que no ha perdido. En el marco del G-8 se han establecidos cifras de emisión que son razonables para evitar peligros mayores. Ahora se trata de trasladar eso a compromisos explícitos y mecanismos de verificación. Lo que ha dejado claro el IPCC es que no hay mucho tiempo. En la próxima década hay que iniciar una senda clara de reducción de emisiones.

-¿Puede ayudar la crisis?

-La crisis ha disminuido la actividad económica y esto tiene un efecto claro en las emisiones, aunque también otras consecuencias desagradables. Hay gente que pospone cualquier compromiso a la salida de la crisis, pero no hay tiempo. La solución o buena parte de ella pasa por implantar desde ya una nueva manera de relacionarnos con el planeta que no comprometa su futuro. Si esperamos, estamos alimentando a un monstruo mayor. No hay tiempo ni excusas.