No sólo transeúntes o personas sin hogar recurren a los comedores sociales, cuyo número de usuarios en la ciudad se ha ido incrementando hasta los 140 en cada comida. El centro de “Vida Digna” -que tiene ayuda municipal y de Caixanova- es la única asociación no religiosa que presta el servicio los fines de semana y ha comprobado que son varias las familias con niños que acuden los sábados y domingos a la calle Brasil como alternativa para “llegar a fin de mes”.

“Tratamos de juntarlos en el mismo espacio para que se sientan cómodos”, explica la educadora social, que también ha encontrado a la mesa últimamente “empresarios arruinados, con problemas con los socios, o gente con un currículo que te preguntas ¿cómo ha llegado hasta aquí?”, razona.

Este perfil, no tan habitual, se suma a los vendedores ambulantes, a la gente que trabaja en las descargas en el Puerto o sin techo que acuden a comedores benéficos. Aunque la cifra desciende en verano, nunca hay menos de un centenar de personas, explica la educadora: “Desde que abrimos este año, el número de usuarios se ha ido incrementando”.

Pero precisamente por este último grupo de personas sin hogar se muestran especialmente preocupados. “Es una espiral. No pueden normalizar su vida. La mitad de la gente que viene y vive en la calle, ¿cómo va a encontrar un trabajo?¿Dónde van a ducharse o a descansar para trabajar si no tienen ni una cama?”, se preguntan.

Las 27 oenegés que integran la red social Galicia sur explican que “no se puede seguir negociando con la pobreza; las entidades que trabajamos cerca de la gente nos damos cuenta de que personas que ahora llegan a los comedores sociales hasta ahora tenían una vida normal”.

La Gota de Leche

Ante la polémica suscitada por la falta de acuerdo entre las administraciones sobre dónde abrir el albergue municipal, la red social cree “lamentable” que llegue el invierno sin solución. En lo que va de año, 18 personas sin hogar se han muerto en la calle y el frío “es una circunstancia muy adversa para personas enfermas”, alegan.

“Es difícil interpretar lo que está pasando; la pelota pasa de un tejado a otro, pero los poderes políticos están delegando sus reponsabilidades y retrasando la toma de decisiones”, advierte la portavoz de la red -que aglutina a más de veinte colectivos sociales-, Juncal Blanco. “Toda la administración, y los que han tenido poder de decisión son responsables”, añade.

Esta semana, el teniente de alcalde de Vigo, Santiago Domínguez exigió a la Xunta que abriese el albergue municipal en La Gota de Leche, ante los informes negativos de la Secretaría Xeral de Familia de hacerlo en la antigua Escuela de Hostelería. Así, recordó a la Xunta que será responsable de la muerte de indigentes si hace lo contrario.

A falta de estadísticas, los colectivos sociales creen que hoy en día 300 personas viven en la calle o en infraviviendas en Vigo. Se han disparado, aseguran, la solicitud de ayudas de “Risga” para personas en riesgo de exclusión social y también de emergencia. “La Xunta lo sabe”.