Una tarde de ocio que puede acabar en conflicto diplomático. Un grupo de militares de una flotilla de la OTAN atracada en Vigo invadió ayer con sus lanchas neumáticas la zona balizada de Samil, poniendo en peligro a los bañistas. Fueron ciudadanos particulares los primeros en alertar a la Policía Local del "comportamiento negligente y arriesgado" de los ocupantes de las embarcaciones, cuatro zodiacs y una moto acuática que, según consta en el informe policial, se adentraron en la playa a gran velocidad y desembarcaron fuera del canal señalizado con boyas. El gobierno vigués presentará hoy mismo una queja formal ante la Embajada de Dinamarca para protestar por un incidente que considera "de máxima gravedad" y que, en palabras del concejal de Seguridad en funciones, Carlos López Font, "hizo temer por el bienestar de quienes ayer abarrotaban el arenal vigués".

Las patrullas de policía enviadas a la zona a las cuatro de la tarde comprobaron en persona el extraño comportamiento de las cuatro lanchas y de su tripulación, que navegaba dentro de la zona delimitada para uso exclusivo de bañistas y realizaba giros repentinos, provocando en alguna de estas maniobras que los militares se cayeran al agua por la borda, para sorpresa de todos los presentes. Los testigos aseguran que los ocupantes de las neumáticas mostraban claros síntomas de embriaguez, si bien no ha trascendido si fueron sometidos a pruebas de alcoholemia por parte de la Guardia Civil.

Su presencia en Samil generó un gran revuelo. Pasaba el tiempo y el ruidoso grupo integrado por 16 hombres y mujeres se resistía a abandonar la zona pese a los avisos de la Policía Local. Continuaron con sus juegos y desafiaron sus advertencias durante horas practicando esquí acuático y violentos virajes. Los agentes realizaron un primer intento de disuadirlos que no surtió efecto, por lo que se envió una patrulla al Puerto de Vigo para informar en persona de lo sucedido al oficial de la fragata danesa que capitanea las seis embarcaciones de la OTAN en Vigo.

Llegada de una patrullera

La Policía demandó al responsable del grupo que ordenase el regreso inminente a puerto del resto de la tripulación, pero en un intento por agilizar la salida de las zodiacs de la zona de baño pidió la colaboración de la Guardia Civil del Mar, que se trasladó desde la Ría de Arousa para intervenir. La patrullera del servicio marítimo de la Guardia Civil se personó en Samil a las siete de la tarde y tras recriminar su actitud a los militares, escoltó sus embarcaciones de nuevo hasta el muelle de Areal, donde les tomó declaración a todos los implicados: cinco marineros pertenecientes al buque Lobelei, de bandera belga, siete compañeros del Urk holandés y tres militares del Quron, de Reino Unido. Estos tripulantes y sus tres buques de procedencia forman parte de una flotilla de la OTAN liderada por la fragata danesa Thetis, que comanda a los tres dragaminas antes mencionados más al Sakala (estonio) y el Rauma (noruego), cuyos ocupantes se quedaron a bordo y no participaron en el incidente.

El bochornoso espectáculo que los marines protagonizaron en Samil quedó en un simple susto para los bañistas, aunque podría dejar huella en las relaciones entre ambos países. El Concello anunciaba ayer que elevará hoy mismo una queja formal a la embajada danesa en protesta por el comportamiento de los militares en aguas viguesas. "Se trata de un hecho sin precedentes en esta ciudad", explicaba Carlos López Font, encargado de informar puntualmente al alcalde, Abel Caballero, del avance de las operaciones, en las que participó un amplio dispositivo integrado por Policía Local, Guardia Civil y Protección Civil.

Sanciones

A los problemas diplomáticos y la mala imagen causada entre los vigueses, los militares suman entre sus preocupaciones las importantes multas económicas que podrían tener que afrontar, al margen de dar cuenta ante sus superiores por contravenir el Código Militar.

La invasión de la zona de baño constituye una infracción tipificada como grave en el artículo 115 de la Ley de Puertos del Estado y Marina Mercante y las sanciones económicas previstas ante hechos de este tipo pueden ascender hasta los 180.000 euros por cada una de las embarcaciones utilizadas.

Capítulo aparte al económico merece el proceder de quienes forman parte del personal de la OTAN y deben responder ahora por su comportamiento negligente en sus días de descanso, utilizando con fines de ocio embarcaciones oficiales y estando aún por comprobar si efectivamente estaban ebrios como declararon varios testigos a la Policía y la Guardia Civil.

Paso fulminante por esta ciudad el realizado por el grupo, que prácticamente acababa de atracar cuando decidió salir en busca de sol hacia la zona de Samil. La escala de la flotilla en la ciudad olívica es una parada rutinaria dentro del viaje en prácticas que realizan entre el norte de Europa y Nueva York, hacia donde tenían previsto partir el viernes vía Azores y Halifax, según informa Francisco Díaz Guerrero. En el viaje de regreso, este mismo grupo atracará en A Coruña, a donde tiene previsto llegar en octubre.