El sol de mediodía besa su cara, mezclado con briznas de brisa marina. Se abraza al calor de agosto, aunque no sea exagerado, para poder olvidar el frío del océano. Traga y pronuncia despacio, para minimizar las molestias. Durante la travesía de 25 horas seguidas que Chano Rodríguez realizó en las aguas de la ría de Vigo el pasado fin de semana, los continuos vómitos y la salitre del agua le destrozaron la boca, la garganta y el esófago. Habla despacio, mientras acaricia con cariño a sus tres perras, sentado en el puerto de Bouzas, después de recogerlas en su guardería canina. Ayer fue el primer día en que se atrevió a salir y coger él solo el coche.

“Cuando salí del agua el domingo, tenía más ganas de irme para casa que otra cosa. Por inconsciencia, pero también porque sabía que si entraba en el hospital no me libraba de quedarme en él por varios días”, recuerda como si hubiese pasado ya un mes. “Mi temperatura corporal era de 32 grados centígrados y, claro, al pasar el hotel Samil ya me tuvieron que llevar a Urgencias”, añade.

Después de tres días ingresado, el miércoles pidió el alta. Desde entonces, se recupera en casa, aunque todavía se ve obligado a seguir una dieta blanda. De los 89 kilos que pesaba antes de realizar su hazaña, pasó a 84 y sigue bajando. Sin embargo, ya ha cumplido sus primeros antojos: los dulces. “Me han traído unos amigos tarta de San Francisco, que es cremosa, fresquita y baja bien. Con su chocolate, su nata y ese bizcocho bañado”. La describe de una forma tan vívida que es fácil imaginarla, incluso el olor a azúcar y cacao.

El pulpo y el pescado se le resisten, pero espera poder convencer a sus médicos para poder romper hoy la dieta a base de papillas en una entrega de premios en Sanxenxo.

Vuelve a recuperar su salud y rememora la fuerza psicológica que pone en cada una de las travesías que ha realizado: “El frío se apodera del cuerpo cuando nadas y no puedes hacer nada contra ello. La mente, sin embargo, tiene que permanecer cálida”. Se consigue mediante los pensamientos positivos y el apoyo de la gente de Vigo, a la que reitera su agradecimiento. También a sus prácticas de yoga y concentración.

Suele escuchar música mientras nada en las travesías, aunque la ría prefirió atender a los gritos de apoyo de su equipo. Entre su repertorio de compañía destacan los temas andinos, los sonidos de relajación con referencias acuáticas, My Way de Frank Sinatra, algunas piezas de Susana Seivane y Carlos Núñez y algún remix con música bakalao. “Con mi reto, si yo di el do de pecho, los vigueses también”, remata.

Próxima parada: Campeonato de Europa

Sus médicos deportivos le han aconsejado no volver a entrenar hasta dentro de diez días, pero él confía poder meterse ya en la piscina mañana. “Quería haber empezado ya el viernes a prepararme para el Campeonato Europeo que se celebrará en octubre en Islandia, pero tengo que dejar que se me cierren las heridas, que si no con el cloro se vuelven a abrir”, explica el nadador.

Chano confiesa que lo que le mueve a seguir acumulando desafíos es “poder transmitir a los jóvenes que existe algo más allá de la Play Station, si se aplican el esfuerzo y el trabajo”. Reconoce que la travesía en la que con sus 25 horas de nado quitó el récord a David Meca le ha hecho empeorar en su faceta de velocista, por lo que tendrá que prepararse duramente para rendir en los europeos.