A fondo perdido, hasta 27.000 euros más cara y con una caducidad de 50 años. Ésta es la diferencia sustancial entre adquirir una de las 717 plazas de aparcamiento para residentes en los futuros parkings o comprar una privada para toda la vida en alguna de las seis zonas de la ciudad en las que están ubicados. La explicación a la exigua demanda de estacionamientos para vecinos -sólo un centenar de personas se mostraron interesadas de las que 75 cumplían los requisitos- está en el “bolsillo”. La concesión no sale rentable en ninguno de los subterráneos proyectados, que son entre 3.000 y 27.000 euros más caras que un garaje privado, dependiendo de las zonas.

Jenaro de la Fuente es el único parking en el que nadie se interesó por una plaza de residente. La respuesta está en el precio. En el subterráneo se acerca a los 60.000 euros; comprar un estacionamiento privado en alguno de los edificios de la zona cuesta la mitad: “30.000 como máximo”, asegura Jesús González Besada, agente de la propiedad inmobiliaria, al que no sorprende el fracaso de esta iniciativa en los parkings municipales. “La gente no tiene mentalidad para entender una concesión; el sentimiento de propiedad es lo primero y, si además es mucho más caro ‘alquilarla’ que comprarla, pues escapan. Es lo normal. Los precios son desorbitados”, argumenta.

El precio de las 717 plazas de parking reservadas en un principio para residentes y que ahora se ofertarán también a empresas y vecinos de fuera de Vigo, como anunció el alcalde, Abel Caballero, “esconde” unas cuentas que no saltan a primera vista. La concesión por 50 años está entre los 18.000 euros de la más barata (Pintor Colmeiro) y los 38.500 de la más cara (Rosalía de Castro), pero el desembolso económico no se queda ahí. El pliego de condiciones fija además un pago anual de 360 y 372,8 euros en concepto de mantenimiento según el subterráneo y que se revisará según el IPC de cada año; para un valor estimado del 2 por ciento, al final de la concesión los residentes habrían abonado 30.088 y 31.548 euros sólo en concepto de limpieza, vigilancia o seguridad.

En el subterráneo de Rosalía de Castro se ofrecen las plazas más caras. A los 38.500 euros de la concesión habría que sumarle los 31.548 en concepto de mantenimiento. Tras 50 años, el propietario debería abandonar el aparcamiento después de haber desembolsado 70.048 euros, 20.000 más que si hubiera comprado una plaza de garaje privada en el entorno de esa calle. “Los precios en esa zona oscilan entre los 42.000 y los 48.000 euros”, explica González Besada. A tenor de la demanda contabilizada en este subterráneo, los residentes se percataron también de la gran diferencia económica: sólo tres personas se interesaron por alguna de las 118 plazas reservadas para vecinos.

Avenida de Castelao y Areal son, por este orden, los dos siguientes subterráneos donde menos compensa la concesión. En Coia el aparcamiento para residentes ronda los 59.000 euros, 22.000 más que un garaje privado. En el entorno de la “paellera” -donde se construirá el otro subterráneo- los vecinos deberían abonar 57.000 euros por 50 años, 21.000 más que si adquirieran una parking privado en la zona y para toda la vida.

Más económico

Policarpo Sanz registra la mayor demanda de plazas para residentes y es también en el que menos diferencia hay entre el precio en el subterráneo y la adquisición de un aparcamiento privado en la misma zona, que es 3.000 euros más barato que en el parking.

En las próximas semanas el Concello abrirá un nuevo plazo para ofertar las más de 600 plazas sobrantes a todo tipo de vecinos y empresas, pero el precio no se varía. Aunque el alcalde aseguró que podría bajarse, matizó que esta decisión depende de las concesionarias. Al menos una de las dos ya manifestó su negativa aduciendo cuestiones de viabilidad económica.