El Obispado necesita más fondos para hacer frente a la avalancha de peticiones de ayuda que está recibiendo debido a los problemas económicos de familias hasta ahora solventes. El esfuerzo económico es muy superior al de otros años y se necesita más presupuesto para salir adelante, por lo que el delegado del Fondo Común Diocesano, Benito Estévez Domínguez, ha remitido cartas a asesorías, bancos, colegios, grupos religiosos y parroquias para “favorecer la colaboración de los contribuyentes con la Iglesia durante la campaña de la Renta de este año”.

Sólo uno de cada cuatro gallegos marca con una X la casilla por la que se destina el 0,7 por ciento del IRPF a la Iglesia, por debajo de la media nacional que roza el 35 por ciento. “Algo estaremos haciendo mal para que la mayoría de la ciudadanía no valore la inmensa labor que realizamos, especialmente en esta época de problemas”, reconocen desde el Obispado de Vigo.

Incrementar las aportaciones de los contribuyentes resulta “fundamental” para el mantenimiento de la labor social de la Iglesia, especialmente desde que en 2008 se suprimieron las ayudas directas del Estado. La Diócesis de Tui-Vigo tiene este año un presupuesto de alrededor de 3 millones de euros de los que el 75 por ciento depende de ese fondo estatal que gestiona directamente desde Madrid la Conferencia Episcopal. Los 174 millones de euros que ingresaron el último ejercicio se reparten entre todas las diócesis españolas con especial atención a zonas más deprimidas y con más dispersión, unos parámetros que no benefician del todo a Vigo, que recibió para este año 2,5 millones del bote estatal, menos que Ourense, que con un tercio de habitantes se queda con 2,5 millones.

Las misivas para intentar aumentar la recaudación a través de las declaraciones comenzaron a enviarse el 1 de abril, coincidiendo con el inicio de la campaña de la Renta 2009. El objetivo es que gabinetes, abogados o mismo en los bancos se informe bien al contribuyente. “No queremos que convenzan a nadie, sino que expliquen que no supone pagar más y que se están beneficiando de ese dinero muchas organizaciones sociales y familias, no se lo queda la Iglesia”, señala Estévez.

En el caso de los párrocos, su papel es similar, aprovechando los sermones durante estos meses para animar a colaborar económicamente con la Iglesia y beneficiarse a través de Manos Unidas contra el hambre, Domund, las parroquias y Cáritas, que con sus acciones generó 14.000 empleos durante 2007.

El objetivo de la campaña, se que complementa con carteles por las parroquias viguesas es que los vecinos de a pie “visualicen el trabajo de la Iglesia en albergues, residencias de ancianos, hospitales o comedores sociales que se ven desbordados”, advierte el delegado del Fondo Común Diocesano.

La gran inversión de este año es la iglesia de Navia, que se lleva 400.000 euros

El grueso de las inversiones de la Diócesis de Tui-Vigo para este año se la lleva la construcción de la nueva iglesia de Navia. De los 3 millones de euros de presupuesto del obispado para este año, el 25 por ciento de los 1,6 que se dedican a mejores y proyectos nuevos, un total de 400.000 euros irán a parar al destierro e inicio de las obras del nuevo templo.

De forma paralela, el obispado repartirá 100.000 euros entre las iglesias parroquiales para diversas mejoras; otros 160.000 entre las rectorales y locales de pastoral e invertirá 181.000 euros en el mantenimiento de los dos seminarios. Por último, una pequeña partida de 50.000 euros está aprobada para actividades de las delegaciones de pastoral.

Mayoría jubilados

Las cuentas del obispado están ajustadas al máximo y revelan un grave problema a la hora del equilibrio presupuestario, ya que debido a las reducidas pensiones estatales que reciben los 91 sacerdotes jubilados del área de Vigo y Tui, la diócesis les completa la mensualidad con una paga de 300 euros, doble en diciembre y julio y a las que se suman los sueldos de sus sacerdotes en activo.

Se da la paradoja de que a día de hoy la diócesis tiene más sacerdotes jubilados que en activo, 91 frente a los 87 menores de 65 que continúan trabajando y que no llegan a mileuristas, con nóminas de 700 euros y 14 pagas anuales. De forma conjunta ambos grupos junto a los trabajadores de oficina del obispado se llevan el 45 por ciento del presupuesto anual de la diócesis, alrededor de 1,3 millones de euros.