En tortilla de patata con mucha cebolla y bollos de leche caliente. En eso pensaba la concejala y alpinista Chus Lago los últimos días de su expedición en la Antártida. Este pequeño secreto es tan sólo una de las curiosidades que la primera mujer española en pisar en solitario el Polo Sur Geográfico compartió ayer con su familia, amigos, compañeros de corporación y amantes del alpinismo en el preestreno del documental que Canal + realizó tras compartir con ella parte de su experiencia.

Tres años de entrenamiento y esfuerzo para cumplir un sueño. “Esa soy yo. Aunque hay muchísimo, muchísimo más que contar de esta aventura”, advertía la protagonista a las más de 400 personas que ayer la acompañaron durante la proyección de la cinta en el Centro Cultural Caixanova. Bromas y piropos del alcalde de Vigo, Abel Caballero, la senadora Carmela Silva y los ediles socialistas, que en primera fila se pusieron en pie con el resto del auditorio tras la exhibición de la película.

El documental se estuvo gestando durante dos años y abarca todos los aspectos de la dura expedición que duró 58 días: entrenamiento, nutrición, preparación médica y equipamiento. Llega hasta la base de Patriot Hills, en la Antártida. Es allí donde se produce uno de los momentos más emotivos de la cinta, cuando la alpinista viguesa se despide del cámara profesional de Canal + y empieza a grabar con su pequeña videocámara. A partir de entonces se enfrentará en solitario a lo desconocido y lo único que verá durante casi dos meses es una inmensidad azul y blanca. “Nada cambia y parece que todo esté sucediendo en mi cabeza”, confiesa a su cámara en más de una ocasión.

Ella avanzando de espaldas hacia el Polo es el inicio de una complicada y feliz experiencia en la que Chus llora por primera vez por el miedo a quedarse sin comida a 17 días del final de la expedición. Las raciones escasean y cada vez tiene menos posibilidades de comunicarse con la base por los problemas para recargar la batería del teléfono. Todos estos problemas cotidianos durante su travesía se reflejan en una cinta que muestra cómo es azotada por el viento o se deja momentáneamente vencer por la ansiedad el penúltimo día y a escasos 16 kilómetros de la meta. Estas lágrimas son una excepción, ya que la banda sonora de la cinta es la continua risa y el entusiasmo de Chus durante su preparación e incluso en los momentos difíciles, con el viento en contra o cuando no es capaz de encender las cerillas.

¿El día más emocionante? “El anterior a la llegada, cuando estando sola fui consciente de dónde me encontraba”. A poca distancia la esperaba la base americana y su primer café caliente en dos meses. “Nunca bandera arribada. Nunca la última empresa”. Así pone punto y final a la película de su expedición, prometiendo más aventuras.