El bipartito evita polemizar con sus homólogos de Pontevedra, del mismo color político, pero al contrario que estos opina que la figura del superdelegado de la Xunta en Vigo puede ser positiva para la ciudad. Abel Caballero y Santiago Domínguez se mostraron favorables a la creación de este cargo, aunque exigen que sirva para dar estatus y más poderes a la urbe olívica, un trato especial por su peso demográfico y económico, y nuevas competencias. Caballero fue más optimista que su socio. Saludó la iniciativa, y le pidió al presidente electo gallego, Alberto Núñez Feijóo -promotor de este cambio de estructura administrativa- “que siga adelante”. Domínguez afirmó que al BNG vigués le “parece bien, si agiliza las inversiones y actuaciones previstas para la ciudad”.

Feijóo plantea suprimir los puestos de delegados provinciales de cada consellería para tener una administración más austera en tiempos de crisis, y crear cinco puestos nuevos de mayor rango. Habrá un superdelegado por capital de provincia, y otro específico para Vigo y su área por su peso. El gobierno de Pontevedra ya ha movido ficha y lanzado una ofensiva, con una moción plenaria de rechazo a esta estructura orgánica, porque mantiene que dar la misma figura a Vigo quita estatus a la ciudad del Lérez. Caballero y Domínguez no quisieron entrar en conflicto, aunque su visión fue favorable, más en el caso del alcalde. El presidente de la Diputación, Rafael Louzán (PP), sí cargó contra el bipartito pontevedrés, al que acusó de “victimista” por su posicionamiento.

Caballero hizo una puntualización de entrada al referirse al nuevo cargo en Vigo. “Ya hay bastantes delegaciones y entiendo que la idea es ampliarlas para que las haya de todas las consellerías”, matizó, pero después apoyó sin reparos la propuesta. “Le digo [a Núñez Feijóo] que siga adelante, porque esta ciudad es el núcleo de toda Galicia. Es una idea muy respetable, que me agrada, buena para la ciudad, y en la primera reunión que tenga con el próximo presidente de la Xunta voy a hablar de esto. Si lo necesita le ayudaremos a buscar sedes”, se explayó.

Domínguez advirtió de que el superdelegado no debe ser una figura “meramente administrativa”. Lo importante, defendió, es que “Vigo debe tener un tratamiento especial y preferente en el gobierno de la Xunta como tuvo en los últimos años, ya que es la primera ciudad de Galicia”. No obstante, añadió que “si sirve para agilizar las inversiones y actuaciones previstas, al BNG le parece bien”.

Resolver problemas

Rafael Louzán, presidente del PP en la provincia y de la Diputación, se mostró beligerante con la postura del bipartito de Pontevedra. Acusó al alcalde nacionalista y a sus socios del PSOE de “victimismo” y señaló que lo imprescindible es acercar la administración al ciudadano. “En Vigo la Xunta tiene un edificio con delegaciones y alguien debe estar allí para dirigir la gestión”, subrayó, y añadió: “La Diputación abrió también una sede y eso ha permitido aproximar la administración”. Para Louzán “a la gente no le importan las polémicas, sino disponer de servicios”.

El PP de Vigo también se mostró favorable al nombramiento del superdelegado. José Manuel Figueroa, su número dos, apuntó que la iniciativa de Feijóo “fue apoyada en las urnas, y lo importante es dar servicio a la ciudad y superar los localismos”.