El departamento de Urbanismo no actúa en poblados chabolistas como el que registró un incendio anteayer en Baixada á Salgueira -al lado de la avenida Arquitecto Palacios- a no ser que exista una denuncia, porque a menudo estos asentamientos se realizan en terrenos propiedad de comunidades de montes o de particulares.

De todos modos, en el Concello no consta ninguna denuncia reciente por estas construcciones irregulares y debido a que se consideran “infraviviendas” no cuentan con una ordenanza municipal específica que regule los asentamientos, al no estar tipificados como edificaciones.

18 residentes y 4 viviendas

Los datos oficiales de los que dispone la fundación Secretariado Gitano del asentamiento en el que ardió una chabola esta semana, al lado de una importante zona residencial, sitúan allí sólo cuatro viviendas, en las que viven 18 personas en total. “No hay constancia fehaciente de que residan más personas allí, aunque muy frecuentemente hay más gente que acude a recoger chatarra”, explica el presidente de esta fundación, Santiago González Avión, que insiste en la importante actividad de venta de chatarra que registra la zona. También, explica que “no es seguro” que estas chabolas entren en el Plan de Erradicación de chabolismo puesto en marcha el pasado mes de octubre por el departamento de Benestar Social del Concello, a pesar de que el objetivo de la concejalía era acabar por completo con este tipo de asentamientos. “Con algunas de estas familias estamos empezando a trabajar la posibilidad de participar en el Plan, pero no es nada seguro que se vayan a ir a una casa este año, a no ser que su caso sea tipificado como contingencia por urgencia”, añade el responsable de la fundación que se encarga de la “erradicación” de chabolas. Y este procedimiento se ralentizaría con las tomas de posesión y traspasos provocados por el nuevo gobierno autonómico.

De momento, la única zonas en la que se han reubicado personas de etnia gitana en pisos es Pau de Navia, donde se realojó a seis familias del colectivo gitano en pisos de alquiler subvencionados. Y la razón está en que existe un plan urbanístico que fuerza la ocupación de los terrenos. La actividad laboral de los chabolistas, que necesitan por ejemplo, espacio para ubicar la chatarra, también dificulta su realojo en pisos, según Santiago González.

Sin embargo, el responsable de la Asociación del Pueblo Gitano de Galicia, Sinaí Jiménez, cifra en unas treinta personas las que viven en e poblado próximo a la Gran Vía y asegura que fueron unas siete las que se quedaron a la intemperie tras el incendio. Esta asociación gitana se opone, sin embargo, al plan de erradicación de las chabolas y apuesta por la integración laboral anterior de los residentes en esas infraviviendas.

Los últimos datos de Benestar Social apunta que el colectivo gitano y cigano en Vigo es de 1.056 personas, agrupadas en 245 familias y, de ellos, viven en chabolas 67; una cifra que representa el 27% del total. Los asentamientos más “antiguos” de Vigo se encuentran el Penís y Parachán, en la parroquia de Cabral.