La climatología no está poniendo las cosas fáciles al Deepworker, el barco fletado por la empresa Deep Six para extraer cobre del mercante francés François Vieljeux, hundido desde 1979 a 30 millas al suroeste de Cíes y a 1.200 metros de profundidad. A causa del mal tiempo en la zona, el buque se ha visto obligado, pocos días después de iniciar los trabajos, a regresar al puerto, donde está atracado en el muelle Transversal.

Consignado por Pérez y Cia, la tripulación esperará en puerto a que mejoren las condiciones meteorológicas para reanudar las operaciones. Su objetivo es extraer las 3.000 toneladas de cobre que todavía conserva el casco del buque francés. Según los planes comunicados a la consignataria, tiene prevista zarpar de nuevo hacia la zona del hundimiento el próximo jueves.

Deep Six logró la autorización para rescatar ese valioso cargamento después de cinco meses de espera. En todo ese tiempo, su solicitud fue analizada por la Dirección General de Marina Mercante y otros tres ministerios. Con ese exhaustivo estudio de la documentación aportada por la compañía, la Administración quería asegurarse de que no volviera a repetirse un nuevo episodio de “expolio arqueológico” por parte de una compañía cazatesoros, como ocurrió con el Odyssey.

Sin embargo, la autorización al Deepworker está sujeta a numerosas y severas condiciones que, de incumplirlas, conllevarían sanciones “ejemplarizantes”. Fuentes de Marina Mercante insistieron ayer en que Capitanía Marítima de Vigo “tendrá controlado en todo momento el buque”, por lo que confían en que respetará todas las condiciones impuestas. Entre ellas, el envío cada ocho horas de informes sobre su posición y la actividad realizada en la jornada.

Según una exploración previa al pecio realizada por el Deepworker, el cobre aparenta una “gran pureza”, lo que aumenta su valor en los mercados internacionales, aunque algunos expertos ya lo cifran en más de 20 millones de euros.

La mercancía que transportaba el François Vieljeux cuando se hundió procedía del puerto de Dar-es-Salam, en la costa oriental africana. Constaba de productos tropicales perecederos, pero la partida más valiosa estaba compuesta por 6.600 toneladas de cobre en barras y 700 de zinc. Ahora el Deepworker va a por el resto de la carga que guarda en sus bodegas.