De momento seguirán en la zona de Beiramar. El proyecto de reubicar en el polígono de Matamá-Valladares a las empresas asentadas entre esta avenida y las calles Jacinto Benavente y Marqués de Valterra va para largo. Ante el retraso en el desarrollo de este ámbito, la Autoridad Portuaria se ha visto obligada a prorrogar el primer permiso que caduca a una de esas industrias. Pescapuerta es la beneficiada de esa indeseada medida, pero a ella posiblemente se sumarán otras si continúa la falta de suelo industrial en el área de Vigo.

La concesión administrativa de Pescapuerta -una de las “históricas” de la industria pesquera viguesa, fundada a mediados del siglo pasado por José Puerta Oviedo - venció la semana pasada. El Puerto barajó varias opciones, incluso una nueva concesión, pero como esta opción conlleva siempre un largo periodo de tiempo la descartó y se decantó al final por concederle una “autorización” de un año con posibilidad de ampliarla a otros tres, “y si fuera necesario, aumentarla otros tres”, recalcan fuentes portuarias. Las consecuencias de esta primera prórroga es que se retrasa la renovación de la fachada marítima y las empresas quedan en situación precaria.

De persistir la falta de suelo industrial en los próximos años, el organismo que ahora dirige Jesús Paz podría aprobar una moratoria similar a la conseguida por Pescapuerta para el resto de empresas de esa zona con la concesión a punto de vencer. Tanto Paz como su antecesor, Abel Caballero, nunca ocultaron su apuesta por la reubicación de esas empresas en la llamada Ciudad del Frío que dibuja el nuevo Plan Xeral de Ordenación Municipal (PXOM), “pero siempre y cuando existan alternativas reales de traslado”.

El polígono de Matamá-Valladares donde el Plan Xeral sitúa la Ciudad del Frío está promovida por Zona Franca. Desde que la Xunta aprobó el documento urbanístico el pasado agosto, el consorcio tiene vía libre para desarrollarlo. Con ese propósito, sus técnicos ya se han reunido en varias ocasiones con sus homólogos portuarios para conocer las necesidades de las industrias que podrían trasladarse allí e incluirlas en el proyecto. De estos contactos están al tanto los propios empresarios, hasta el punto de que ya adelantaron su rechazo a la pretensión de Zona Franca de establecer en el polígono una planta única frigorífico que pudiera ser compartida por todas las empresas.

De todos modos, el polígono de Matamá-Valladares no estará listo hasta dentro de al menos cuatro años.