Lo despidieron de una empresa de limpiezas hace varios meses por hurtar dinero en otra de ascensores, pero "siguió trabajando por su cuenta y riesgo" hasta que el pasado día 12, en horas de la noche, fue detenido por funcionarios del Grupo de Investigación del Distrito Traviesas del Cuerpo Nacional de Policía en Coia. Se trata de Francisco Javier S.C., de 33 años y al que se implica en al menos siete hurtos en otras tantas empresas, donde abusando de su anterior puesto, habría conseguido apropiarse de un botín global de casi 700 euros en efectivo y de distintos efectos que fue apañando mientras se hacía pasar por el "hombre de los cristales".

Según fuentes policiales sus andanzas se remontan al 14 de noviembre con un primer hurto en una clínica veterinaria de Beade, a donde, con su antiguo mono de trabajo, acudió a limpiar los cristales. Cuatro días después hacia lo mismo en una oficina de seguros de la calle Elduayen, repitiendo suerte el día 20 de este mismo mes en un Centro de Fisioterapia de Tomás A. Alonso.

Ya en el presente mes de diciembre, concretamente el día 10, su "trabajo" consistió en visitar, siempre en nombre de la empresa para la que había trabajado, una asesoría de la calle La Paz. Al día siguiente hizo doblete y primero acudió a una empresa de Nigrán y horas después a otra del alto de Puxeiros, sita en la autovía Vigo-Porriño._Los agentes que lo detuvieron hablan incluso de otra acción similar en una empresa dedicada a instalaciones eléctricas de la avenida Atlántida, en Alcabre.

"Modus operandi"

En los siete hurtos por lo que Francisco tuvo que responder ante el juzgado de instrucción número 3 de los de Vigo, el "modus operandi" empleado siempre fue el mismo. Abusando de su condición de ex operario de la empresa para la que había trabajado se ganó la confianza de sus víctimas. Si a ello sumamos que lo hizo ataviado con el uniforme de su antigua empresa, nadie sospechó de sus ocultas pretensiones y se le facilitó su trabajo.

Francisco, se supone que aprovechó al máximo todo ello y de esta forma fue sustrayendo dinero en efectivo que fue "encontrando" en tanto trataba de realizar su ficticio trabajo. En algunas de las empresas el dinero fue poco pero en una de ellas su botín llegó a alcanzar los 350 euros.

Por otra parte, entre las pertenencias hurtadas a los empleados y dueños de las empresas que le dieron su confianza, hubo cámaras digitales y móviles de alta gama, dos de ellos valorados en 800 y 400 euros, respectivamente.