Alberto blanco

El olor era apestoso, la basura les cubría hasta la cintura y sus movimientos estaban limitados. En estas insalubres condiciones los bomberos tuvieron que sofocar un incendio durante la pasada madrugada del domingo en el tercer piso del número 30 de la calle Uruguay. Su inquilina, Liliana Luis, de 58 años, padece el síndrome de Diógenes y acumulaba desperdicios en todas las habitaciones de la vivienda. Una situación que dificultó la labor de extinción del cuerpo de seguridad.

El incendio se declaró pasadas las doce de la madrugada y se propagó por toda la casa en cuestión de minutos. La ingente cantidad de bolsas de basura, trapos y electrodomésticos inservibles que había en su interior provocó que las llamas se avivaran con gran virulencia. La estructura de madera del edificio contribuyó también a que el fuego se extendiera con mayor rapidez.

Pese a la intensidad del fuego, su inquilina pudo salir por su propio pie. El único vecino que había en el inmueble y que vive en el primer piso, José Manuel Faro, también abandonó el edificio sin ayuda. Hasta su vivienda llegó el agua utilizada por los bomberos, al igual que al comercio ubicado en el bajo del edificio.

Tres horas

A la zona se desplazaron tres camiones de bomberos y varios coches patrulla de la Policía Local, que cortaron el tráfico en ese tramo. La inmunda situación en la que se encontraba la vivienda obligó a los cuerpos de seguridad a emplear casi tres horas en la extinción de las llamas.

Los bomberos actuaron tanto desde el interior del inmueble como desde el tejado, donde accedieron con la escalera mecánica de uno de los camiones. Además de los desperdicios que se encontraron dentro de la vivienda, los efectivos del cuerpo de seguridad sacaron dos bombonas de gas llenas que no llegaron estallar y que podrían haber provocado graves daños en la estructura del edificio si hubieran explotado.

Los agentes de la Policía Local llamaron a los asistentes sociales del Concello para que se hicieran cargo de la mujer, que fue llevada al hospital Xeral. Su vecino, José Manuel Faro, Liliana Luis asegurá que ella volvió pasadas las seis de la madrugada a su vivienda, totalmente calcinada. La misma fuente afirma que la mujer durmió entre los escombros incendiados de su vivienda hasta las nueve de la mañana, cuando se personaron en el edificio los servicios sociales del Ayuntamiento.