Además de un problema de salud pública entre los jóvenes, el botellón se ha convertido en una seria dificultad económica, al condicionar el mercado inmobiliario en los lugares habituales de celebración nocturna, fundamentalmente Joaquín Loriga, Churruca y la calle Teófilo Llorente. Promotoras e inmobiliarias denuncian que la suciedad y el ruido que soportan estas calles puede llegar a devaluar "entre un 10 y un 12 por ciento" el precio de las viviendas exteriores y lo consideran ya "uno de los principales handicaps" que deben afrontar para cerrar contratos. Mientras que en otras vías céntricas el tiempo medio de venta de inmuebles puede rondar pese a la crisis los ocho o nueve meses, en los focos álgidos de botellón el plazo llega al año y medio.

"Sin duda alguna, hoy es uno de los problemas más graves a la hora de cerrar operaciones", sostiene Perfecto Cuña, director gerente de la promotora Vallderrey, que tiene sin vender desde hace más de año y medio los tres últimos pisos del edificio 18 de Loriga, los que dan a la escalinata donde se reúnen los jóvenes. Explica que en esta calle "repercute tanto a la baja en el precio el carecer de garaje como los problemas de ruido y suciedad".

Los empresarios respaldan la nueva ordenanza que el Concello espera aprobar en febrero para prohibir la ingesta de alcohol en la vía pública y confían en que las sanciones anunciadas "permitan relanzar las ventas". Así lo aguarda Fabián Fernández, responsable de la oficina de Don Piso en Vigo, quien acaba de rebajar de nuevo el precio de un séptimo piso en la misma calle, en un último intento para promover su venta. Afirma rotundo que la ubicación de la vivienda en pleno centro del botellón vigués "es la responsable de que lleve más de un año vacía y que el precio haya caído a los 249.000 euros", cuando el mismo piso en Ecuador o Venezuela podría venderse en condiciones "mucho más ventajosas".

Rebajas especiales

Las inmobiliarias se ven forzadas a abaratar los precios para intentar dar salida a estos inmuebles en stock, cuyos compradores potenciales se reducen considerablemente al quedar excluidos familias con hijos pequeños o personas de edad avanzada. "Nadie quiere gente bebiendo en su portal y menos en calles sin garaje y donde hay familias con coches en la vía pública", advierte Marta Guillán, asesora inmobiliaria de Remax, otra de las afectadas por los hábitos de ocio los fines de semana. La empresa ha abordado el problema con sus promotoras, que se encuentran con pisos "de gran calidad y sin estrenar que siguen vacíos desde hace más de año y medio", una situación muy complicada, más si cabe en una época de dificultades para las familias y las constructoras.

"El problema del botellón viene de lejos y su afectación sobre el precio, en torno al 10 por ciento, ya la conocíamos. Lo que ocurre es que unida a la crisis agrava nuestra situación", relatan en Civitas Inmobiliaria, que tiene un apartamento en venta en Churruca desde mediados de 2007. Los únicos beneficiados en estos momentos, según la empresa, aquellos que quieran invertir para obtener provecho a medio plazo de las restricciones impuestas por la ordenanza.