El tercer embalse de Vigo se queda en el cajón. Los planes de la Xunta para garantizar el abastecimiento de agua en la ciudad y su área metropolitana excluyen la alternativa de una nueva presa y pasan por mejorar el sistema actual con una conducción más ancha desde Eiras, una nueva potabilizadora, y más depósitos, bombeos y un cinturón para suministrar a la parte alta de la ciudad. El trasvase desde el Verdugo o el Río Miño, las otras opciones que se barajan, sí aparecen recogidas en el documento, que se somete actualmente al trámite de evaluación ambiental. Sin embargo, sólo como "posibilidad", y para periodos de sequía prolongada.

El alcalde, Abel Caballero, aseguró ayer que Medio Ambiente mantiene abiertas cuatro vías para incrementar el caudal en el futuro: un embalse aguas arriba de Eiras, otro en el Verdugo con una conexión a la conducción viguesa; una minipresa en el mismo río también con un trasvase; o un bombeo desde el Miño. "Ninguna está descartada. Después de las elecciones nos sentaremos con la consellería y el ministerio y tomaremos una decisión", comentó Caballero. El coste oscilaría entre los 20 y los 60 millones de euros en función de la opción elegida, según el último estudio del que dispone el Concello. Éste señala que la que reportaría mayor beneficio en relación al presupuesto es la minipresa del Verdugo al ser la más barata, no requerir bombeos, ofrecer un agua de calidad y estar acabada en el plazo de tres año y medio.

El Plan de la Xunta, sin embargo, no la menciona, y excluye los dos embalses al opinar que el suministro queda asegurado con una mejora del sistema actual. El titular de Medio Ambiente, Manuel Vázquez, planteó la segunda presa del río Oitavén como una alternativa viable durante una visita a Vigo en enero, pero el documento oficial de Augas de Galicia, que es el que define las infraestructuras hidráulicas hasta 2023, no la recoge, al igual que ocurre con la del Verdugo. Por su parte, el estudio remitido al Concello resalta entre los "pros" de las presas la calidad del agua de los dos ríos y el ahorro energético, al bajar el caudal por gravedad, aunque las obras serían costosas _-entre 50 y 69 millones-, y su impacto ambiental alto. Requerirían además de la expropiación de 40 viviendas en el caso de Eiras y 25 en el Verdugo. A ello se uniría el rechazo social que generan estas infraestructuras. Quedaría así la vía del trasvase.

Vázquez destacó en aquella comparecencia la alternativa de una conexión desde el Río Miño, aunque requeriría de la instalación de una tubería de 33 kilómetros. El estudio remitido al Concello señala para este caso, en el apartado de elementos desfavorables, que serían necesarios nuevos medios la depuración del agua, dada su baja calidad del agua por contaminación, y el consumo energético que supone el bombeo a Vigo.

Obras prioritarias

El Plan señala que los principales problemas para surtir a la ciudad están en la insuficiente capacidad para transportar agua en la conducción desde Eiras, que suministra a la ciudad y a varios municipios del entorno; y para depurarla en la estación potabilizadora de O Casal. Por ello propone como obras mayores la ampliación de la sección de la tubería y la construcción de una nueva planta de tratamiento, que estaría en Santa Marina. Ambas actuaciones sumarían una inversión de 20 millones de euros, y están programadas a corto plazo por su urgencia para duplicar el suministro. A éstas se agrega un cinturón para servir agua a la parte alta de la ciudad, que será la que más crezca con el desarrollo del nuevo Plan Xeral de Urbanismo, con un bombeo al campus; y varios depósitos. Con estas obras quedaría asegurado, según la Xunta, el abastecimiento.

Los trasvases entrarían en los planes de la consellería si se produjesen situaciones de sequía prolongada. En el caso del río Verdugo se recoge la posibilidad de aprovechar el recurso como apoyo al sistema vigués mediante la captación del caudal aguas abajo de su confluencia con el Oitavén, para bombearlo desde aquí hasta la conducción hacia la ciudad. Para la conexión desde el Río Miño se propone una obra por fases que comenzaría con la impulsión a los concellos de Mos, Porriño e Salceda de Caselas, para aliviar el embalse de Eiras.