Los paseos a la rebotica son ya historia en la farmacia de Ángel Rodríguez, en la calle Policarpo Sanz. Un robot gestiona desde hace tres años todo el trabajo sucio del negocio. Almacena los medicamentos, controla su caducidad, los dispensa, los cataloga e incluso se encarga de hacer todo el inventario. Un simple "clic" en el ratón del ordenador y la máquina se "enfunda" la bata de farmacéutico y se pone a trabajar. En apenas cinco segundos la medicina solicitada cae en la mano del boticario. "Lo hace todo, menos cobrar. Eso ya lo tenemos que hacer nosotros", bromea su dueño.

Es la primera y única farmacia de Vigo que cuenta con este mecanismo. "Ha venido mucha gente a interesarse por ella y en los próximos meses podría instalarse en otros negocios de la ciudad", afirma su propietario. Un almacén con capacidad para 16.000 medicamentos, una cinta transportadora en el techo del negocio y cuatro terminales en diferentes puntos de la farmacia. Un brazo robotizado es el que se encarga de dar sentido a todo este entramado tecnológico. "Él organiza los fármacos en los huecos que considere y luego los recoge en función de su caducidad. Cuando vence un medicamento, rápidamente lo retira", explica Ángel Rodríguez.

"Los paseos a la trastienda de la farmacia ya son historia. Antes teníamos que buscar entre montones de cajas o subirnos a las estanterías, con el consiguiente riesgo y el estrés que provoca ir y venir de un lado para otro, sobre todo cuando no aparece un medicamento. Ahora todo lo hace el robot. Depositas las cajas en su interior y él las cataloga y coloca. Sin duda es el futuro en las farmacias", vaticina.

Los clientes se quedan pasmados cuando observan su funcionamiento. "Les llama la atención que yo no entre en la rebotica para recoger lo que me piden. Pero esto mejora la relación. Charlas con ellos y mientras no llega la medicina puedes explicarle cuándo y cómo lo deben tomar. Están muy contentos", reconoce orgulloso.

Control "total"

La apuesta de Ángel Rodríguez por esta máquina le surgió hace tres años. "Lo peor que te puede pasar es que en el ordenador esté registrado un medicamento y que cuando vas a la rebotica no aparezca por ningún lado. Con esta máquina está todo perfectamente controlado", insiste.

El robot contribuye a reducir el estrés de los empleados y minimiza los costes del negocio al expulsar los medicamentos que están a punto de caducar. "Cada mes le damos la orden de que retire todos aquellos que vencen en un plazo de 60 días. De esta forma la devolución de su importe es mayor que si los entregamos meses después de que caducaran. Algo muy difícil de controlar", destaca Ángel Rodríguez.

La apuesta por las nuevas tecnologías de este farmacéutico vigués va más allá de este robot. En el interior de su farmacia un "robot-almacén" se encarga también de gestionar todo el stock del negocio.