Cansado de luchar. Tomás Camacho tiene 60 años y así, pegado a las cuerdas, y para seguir disfrutando de ellas, decidió prejubilarse. Justo este año;_el del recorte de plazas en el Conservatorio Superior de Música de Vigo, del que estuvo al frente casi una década. Los derroteros de este centro, dice, colmaron su paciencia. Pero no habla el Catedrático, sino el músico.

-Podría decirse que decidió no nadar más, adivinando que iba a morir en la orilla.

-Yo he vivido la problemática de estos centros [por los conservatorios de música] muy desde dentro, con todas las reformas educativas que se han sufrido y una transformación a lo largo de los años. Antes eran muy pequeños, en medios y recursos y para conseguir que tuviesen equipamiento y nivel, luchó mucha gente... De pronto, después de toda una evolución paulatina, llegó la Administración e hizo borrón y cuenta nueva. Podría entenderse si fuese para mejorarlo; pero creo que en este caso se hizo improvisadamente. Se ha dado un salto al vacío sin saber a dónde se va.

-¿Se refiere, a la adaptación de la titulación o al recorte de plazas de profesores?

-Hay que adaptarse al Convenio de Bolonia, pero eso no tiene acarrear reducción de plazas, porque sigue habiendo demanda. Esta es una medida económica. Es cierto que los crecimientos de los conservatorios no han sido lógicos en relación a la demanda social: algunos instrumentos han crecido desmesuradamente y otros no, pero la reforma tampoco fue enfocada a la racionalización; a ordenar los instrumentos por su demanda.

-Algunos profesores protestaron por el concurso de méritos.

- Me pareció un poco de coña. Se supone que los profesores de instrumentos deberían de probar la actividad conciertística y lo que se primó fue la burocracia; los cursos que han recibido, sean de lo que fueren éstos, con tal de que fuesen de la Universidad. Hay incongruencias como que valga un concurso de cata de vinos. Y por otra parte, que la normativa impida a los profesores dar conciertos. Hay compañeros instrumentistas de primera línea que se han quedado fuera, porque se ha primado otra gente que hizo cursos que no tenían nada que ver con el instrumento. Muchas especialidades eliminaron profesorado. Se tomaron decisiones desde muy arriba; se primó la burocracia y no el trabajo en los centro.

-¿Fue eso lo que influyó en su decisión de prejubilarse?

-Después de tener responsabilidad y trabajar mucho por la dignificación del trabajo en los conservatorios, llegó un momento en el que me cansé. He visto que, desde el conservatorio no siempre se puede hacer música y que piense eso un defensor a ultranza, es una tristeza. Después de tantos años, dices ¡ya está bien!

-¿Cómo ve el futuro ?

-Bastante mal. Con los últimos movimientos, soy pesimista. Toda la expectativa de crecimiento se ha frenado. Hay problemas de base que no se han solucionado, como que el inspector aún depende de la Enseñanza Media; no es profesional de la música. El que tiene que corregir problemas, es un interlocutor no válido.

- ¿Y la agrupación de los dos conservatorios superiores?

-Se intentó en anteriores cambios legislativos y hubo un movimiento social en Vigo... No creo que se atrevan.