Ana Abad de Larriva / VIGO

Los principales centros comerciales de la ciudad no se resisten a la crisis económica. Las grandes superficies se vacían poco a poco de clientes y los que acuden a ellos "miran más que compran". Ésta es una percepción que comparten propietarios, empleados y consumidores de los establecimientos situados en las áreas comerciales, registrado después de hacer un recorrido por varios de estos centros.

Poder encontrar muchas tiendas en un mismo recinto, y cerrado, suele suponer un mayor atractivo para los potenciales clientes, aunque siempre haya quien prefiere poder pasear mientras se desplaza de una tienda a otra. "Me gustan los centros comerciales porque así ando menos", dice Víctor Pérez. Por el contrario, a la joven Elena Rodríguez le gusta más "el ambiente que se respira por la calle, buscando los comercios a los que quieres ir". Para la joven Ruth Ventosinos, "las grandes superficies dependen mucho del día de la semana, el aparcamiento y el tiempo que haga".

Sin embargo, los empleados de los locales de venta coinciden en señalar los precios de los alquileres de los locales como un inconveniente importante que contrarresta la ventaja anterior. "Yo pienso que en los centros comerciales lo tenemos un poco mejor, pero es algo relativo porque los gastos son mucho mayores", explica Mari Carmen López, que regenta una tienda de bisutería.

Y a esos problemas se les suma la "temida crisis". Marián Luis describe la situación: "Ya no es que ganes menos, sino que los gastos crecen y las ventas, que se están reduciendo cada vez más, ni siquiera te llegan para hacerles frente. En la calle las tiendas pagan menos por tener el local y pueden aguantar más tiempo pero nuestra comercio de ropa, por ejemplo, se ve obligada ya a cerrar. Ahora nos vamos a Tui".

Que hay menos movimiento dentro de los centros comerciales es algo que se puede constatar a simple vista. "La gente gasta menos, ya no va de compras. Un sábado por la mañana (dice por ayer), por ejemplo, con el día nublado, debería haber más personas y esto está vacío", dice Ana Loredo, empleada de una tienda de ropa y complementos.

Julia Novoa y Jose Delgado recuerdan que hace un año "los centros comerciales estaban abarrotados y ahora, nada". "La gente va mucho de miranda, pero compra bastante menos porque tenemos el bolsillo temblando", expresa indignada la clienta Alicia Rodríguez.

Otro problema que se percibe es que "la apertura de más centros comerciales supondrá ser cada vez más a repartirse el pastel". Una tarta a la que, parece, le quedan pocas porciones.

Y, si se pasa a valorar las consecuencias de este descenso en la demanda está muy claro para los trabajadores de los locales situados dentro de los centros comerciales de la ciudad. Patricia Cendón, que trabaja en una zapatería, no duda en señalar que "ya hace algún tiempo que el fin de mes cada vez se nota antes".

Los sectores más afectados son, lógicamente, aquellos que no engloban productos de primera necesidad. J.M.F. nota como su tienda de complementos lo sufre "más de lo que debería". La madrileña Sylvia de Santos cree que los centros comerciales mueven a un mayor número de gente por su horario flexible pero también opina que "es la alimentación la que se sigue manteniendo, mientras que la ropa y el ocio se van dejando más de lado". Como dice Dina, "la gente come todos los días y se priva de otras cosas más superficiales". Dos usuarias, sin embargo, consideran que depende de cada persona, que ellas siguen comprando igual: "Allá cada cual con su economía; que vea si se puede permitir mantener su capacidad adquisitiva o si tiene que empezar a reducir gastos superfluos".

Soluciones

No parece haber una receta mágica para salir de este bache económico. Algunos empleados hablan de promocionar más y mejor los centros comerciales, pero son una minoría ya que muchos trabajadores y usuarios están convencidos de que la crisis es estacional y hay que esperar a que pase. Con resignación e intentando sobrellevarla de la mejor forma posible. "Es algo relacionado con esta temporada y quiero pensar que la gente volverá cuando la economía mejore", valora Ana Loredo. "Las crisis son ciclos que tienen que pasar", dice Marián Luis. Y son muchos los que confían y dependen de que su predicción se cumpla en un periodo de tiempo no muy lejano.