Míriam Vázquez Fraga / VIGO

El restaurante estaba lleno: dentro clientes sacando fotos con los móviles y llamando a sus conocidos para contarles lo que estaban viendo; fuera un periodista de FARO para dar cuenta de lo que pasaba en Basilio. Ellos sabían con 20 días de antelación que el 10 de julio iban a recibir a unos comensales especiales. A pesar de ello, el propietario reconoce que "me quedé asustado" ante el revuelo que se formó.

Los empresarios Flavio Briatore y Alejandro Agag, yerno de José María Aznar, estuvieron tres horas en el restaurante. "De aquí se iban directos al aeropuerto", recordaban ayer en Basilio. Su anfitrión fue el futbolista Míchel Salgado, "amigo de la casa y embajador de Galicia donde los haya". Así, el menú se compuso exclusivamente de productos típicos gallegos. No faltó la empanada (xoubas, zamburiñas, bacalao con pasas y berberechos), pero el protagonista fue el marisco. "Pidieron de todo: percebes, cigalas, nécoras, centollas, camarones...", revelan desde el restaurante. Todo esto acompañado de albariño. Y para terminar, café y chupitos.

Entre medias, una conversación amena y un trato cordial. "Los tres ellos se portaron con el personal de forma fantástica, no van para nada de divos".

Con independencia de la suerte de los negocios que los trajeron a Vigo (la posibilidad de adquirir yates y la contratación de Salgado por el Queen´s Park Rangers), los invitados se mostraron encantados con el menú. "Briatore alabó muchísimo todo, se fue muy satisfecho". Tampoco el idioma fue problema. "Él decía alguna cosa en castellano, y en italiano se le entendía bien. Agag y Briatore también se comunicaron en inglés".

Entre otros secretos de la reunión está el económico. ¿Fueron generosos con la propina? ¿A cuánto ascendió la cuenta de este almuerzo vip? Desde Basilio se responde a la gallega: "Invita a alguien a comer marisco aquí y lo sabrás..."