Ana Abad de Larriva / VIGO

Tiene un acento que él mismo define como extraño, revuelto. Lleva treinta años en Vigo pero el uruguayo Jose Antonio Torres es un ciudadano del mundo. Perú, Indonesia, Honduras, El Salvador... Desde 1998 va saltando de desastre en desastre con Bomberos Sin Fronteras (BSF). Labores humanitarias que compagina con sus funciones en el Cuerpo de Bomberos de Vigo desde el año 2000. Dice que, a sus cuarenta y cuatro años, es el opositor más viejo del norte de España. No los aparenta. Será por ese espíritu aventurero y cooperante que lo lleva ahora a la reconstrucción de Afganistán.

- ¿Cómo se embarcó en esta nueva misión?

- Pues fue por una llamada telefónica y un correo de un miembro de la Guardia Civil de Pontevedra que me informaba de la creación de un parque de bomberos en la población afgana de Kala. Por delegación me tocó a mí llevar a cabo el proyecto y organizarlo todo.

- ¿En qué consiste?

- El Parque de Bomberos de Málaga va a cambiar tres de sus camiones y decidió donar uno de ellos a la ciudad de Kala. Así que tenemos que trasladar el vehículo desde Torrejón de Ardoz hasta Herat en un avión especial y después escoltarlo por tierra a Kala, en medio de montañas y en una situación horrible, lamentable. Son ciento cincuenta kilómetros y se tarda nueve horas en recorrerlos.

- ¿Qué situación se van a encontrar allá?

- Pueblos muy dejados en los que prevalece la lucha por vivir el día a día. En el parque de bomberos no tenían ni cubos de agua y tendré que impartir un curso durante más de quince días para explicarles el funcionamiento del camión.

- ¿Cuándo estima que estará acabado el proceso?

- Calculo que en septiembre estará todo finiquitado y nos habremos puesto en camino.

- ¿Tiene miedo a la acogida que puedan tener por parte de la población civil afgana?

- Al principio tienen algo de recelo pero después lo ven bien. Nunca hemos sufrido represalias ni atentados. Por muy contrarios que sean a los extranjeros saben que lo que estamos haciendo es ayudarles. Somos una ONG.

- ¿Qué es lo que le mueve a cooperar con BSF?

- Me va la marcha (se ríe). No. Por supuesto que no me gustan los desastres naturales. No son sitios agradables pero me siento cómodo porque sé lo que tengo que hacer y con lo que me voy a encontrar. Es algo vocacional.

- ¿Qué apoyos ha recibido a la hora de organizar este proyecto?

- Las organizaciones gallegas no han dicho nada. Ni la Xunta ni el Concello de Vigo. Hace veinte días ya que me puse en contacto con el concelleiro de Seguridad y el alcalde para reunirme con ellos e informarles del proyecto y aún no he recibido respuesta.Yo no iba a pedirles nada aunque haya otros ayuntamientos que si que cedan material que no usan a países más necesitados, pero fastidia que siendo funcionario del Concello ni te quieran recibir.

- Pero tendrá algunas facilidades para poder realizar estas labores humanitarias...

- ¡Que va! Ninguna. Aunque son funciones directamente relacionadas con mi profesión no sólo no gano dinero sino que lo pierdo. Tengo que tirar de mis vacaciones, festivos, nocturnidades, que no me las pagan. También dependo de que mis compañeros me cubran las guardias. Pero bueno, yo me voy a ir igual. Sólo hay otro compañero gallego, de Ferrol, en BSF, pero es que ante esta situación la gente se echa atrás. Esto en otros sitios no pasa.