La actividad en los centros de salud y hospitales del Sergas, en el Puerto y la Universidad de Vigo genera al año 16.000 toneladas de residuos peligrosos. Su recogida y tratamiento se rige por un reglamento específico, distinto al de los sólidos urbanos, y en la ciudad hay 27 empresas autorizadas por la Xunta de Galicia para su transporte y tratamiento.

Por volumen de actividad, el Puerto vigués es el que acumula una mayor cantidad de desechos de este tipo, aunque no los genera directamente, sino que presta servicio de recogida a todos los barcos que atracan en sus muelles.

Las dos empresas a las que tiene contratada esta función recogieron el pasado año 9.300 toneladas de líquidos hidrocarburos y aceites, una tipología concreta de residuos en la que Vigo está a la cabeza de Galicia, debido a que a esta elevada cifra hay que añadir los hidrocarburos de la industria de la automoción, que son tratados en su mayoría en una planta especializada en As Somozas (A Coruña).

Hasta allí son llevados por carretera por alguna de las empresas viguesas dadas de alta en el Sirga, un servicio de la Consellería de Medio Ambiente pionero en España y que permite tramitar las autorizaciones para el transporte de mercancías peligrosas a través de Internet, casi de forma inmediata y sin papeleo.

El celo con que la administración vigila la gestión de estos residuos y la aprobación el pasado 22 de mayo del proyecto de ley de residuos de Galicia, que prevé multas de hasta 1,2 millones de euros, justifica el incremento de actividad de las empresas gestoras y la aparición de nuevas firmas especializadas en algún tipo concreto de desechos.

Hay grupos expertos en el tratamiento de material electrónico, plásticos, hidrocarburos o residuos sanitarios, pero también empresas generalistas que cubren un amplio abanico de industrias. Es el caso de Samper, instalada en 1974 y con 20 clientes en cartera, o Hisanta, que también trabaja con todo tipo de empresas y recoge desde ratones inoculados de laboratorios a restos de clínicas dentales o veterinarias. Destaca en su trayectoria el haber suministrado las barreras absorbentes instaladas en la costa para frenar el vertido del Prestige en 2002.

Gran variedad

Igual de variopintos son los restos recogidos dos veces al año por Sogarisa en las facultades de la Universidad de Vigo, donde se recogen fundamentalmente "disolventes, ácidos y fenoles". Los restos del campus supusieron el año pasado 10 toneladas de basura catalogada como peligrosa.

La cifra es importante pero queda en mera anécdota en comparación con las 416 toneladas recogidas en los centros dependientes del Sergas. La Consellería de Sanidade tiene contratada el servicio a dos empresas, el grupo Hera e Hixienes S.L., que se lleva los residuos a su planta de Madrid. Recogen desde jeringuillas y restos biológicos a líquido de revelado de fotografía.

"El objetivo es reutilizar los restos, no crear más vertederos"

Medio Ambiente "ha incrementado el control sobre la gestión de residuos peligrosos" y se ha propuesto favorecer a medio plazo la reutilización de los restos, "en lugar de crear más vertederos, que son la última opción". Así lo explica la jefa de sección de Gestión de Residuos de la Xunta, Mari Carmen Paz Cornes, quien celebra la puesta en marcha de plantas pioneras como una de regeneración de disolventes en Porriño, a donde Paz asegura que llega "gran cantidad desde Citroën".

En la comunidad gallega, los principales gestores son Sogarisa y Portvigo, que tiene por 20 años la concesión de la recogida en puertos dependientes del organismo Portos de Galicia. Para sanitarios la firma de referencia es Hixienes, que es la que se encarga de los centros de salud y hospitales vigueses.

En base a los datos de los que dispone Paz Cornes, Galicia genera cada año unas 70.000 toneladas de residuos peligrosos, aproximadamente entre un 2 y un 3 por ciento del total de basura generada por la industria y los organismos públicos. Son datos cerrados de 2006, cuando llegaron a Galicia por carretera otras 30.000 toneladas de residuos procedentes de otras comunidades y del norte de Portugal, "donde no existe ninguna planta específica para tratar este tipo de desechos".

Tanto para las empresas locales como las de fuera, la posibilidad de tramitar telemáticamente las autorizaciones para los traslados por carretera de estos restos han supuesto un avance importante en tiempo y papeleo, aunque "el proceso a nivel administrativo sigue siendo el mismo".