Esto es mucho mejor que la wii!". Así se expresaba ayer uno de los centenares de niños que participaron en los talleres organizados en el paseo de Bouzas para promocionar la Fiesta Internacional de Brest, el encuentro marítimo de embarcaciones tradicionales al que acudirán 25 naves en representación de Galicia, invitada oficial.

Así, el Paseo de Bouzas se convirtió en un hervidero de personas que vieron las exposiciones itinerantes de maquetas y de paneles "Patrimonio do vento e do sal", o vieron documentales en una pantalla bajo una carpa.

Fuera, varios faluchos de Bouzas y una gamela curuxeira de la Asociación Gameleira de Coruxo llamaban la atención de los muchos visitantes. Jorge Pérez, de este colectivo, se encargaba de explicarles para qué se utilizaba. "Viene mucha gente a preguntar qué tipo de bote es y para qué sirve, que es de lo que se trata", señala.

La muestra con las cinco maquetas de embarcaciones tradicionales -dorna, buceta del Cantábrico, buceta de Muros, gamela, chalana auxiliar y chalana de media construcción- fue lo que tuvo más éxito entre los mayores, que vieron despertar recuerdos en su memoria. "Cuando yo era joven iba a pescar en una trainera", contaba Manuel, "pero ahora los barcos ya no son de madera". Conchi y su marido Juan aseguraron que "está muy bien que hagan estas cosas porque debemos saber cuál es nuestra cultura".

Precisamente, tanto Braulio Puga como Víctor Fernández, de la Federación Galega pola Cultura Marítima e Fluvial, recalcaron que "nuestro objetivo es valorizar este patrimonio cultural. Queremos darles nuevos usos a los viejas embarcaciones", sentencian.

Mientras, los niños aprendieron a hacer nudos marineros, banderas de señalización marítima o construyeron gamelas con un recortable. Pero el de más concurrencia fue el de pesca. Los pequeños, con cañas de bambú, "pescaban" peces de papel en un mar de cartón. "Voy a ver qué es... ¡es un rodaballo!", gritaba Javier. "Ahora lo mido y si es pequeño, lo devuelvo al mar. Si no, nos lo podemos comer".