Las sirenas!", afirman sin dudarlo un segundo. A pesar de que competían con robots que desactivan explosivos o perros adiestrados en labores de búsqueda; las luces y sonidos de emergencia de la Policía atraen a los niños casi más que los caramelos.

Ayer lo confesaron los pequeños de 3 a 12 años del colegio vigués de Valle Inclán, que se transformó por una mañana en una pequeña academia de policía. Las luces de los vehículos policiales casi les hipnotizan. Eran los clásicos "z" y las motos de la brigada local de seguridad ciudadana. Técnicos especialistas en desactivación de artefactos explosivos (Tedax) de Vigo hicieron un simulacro en el patio del colegio. En ocho minutos, localizaron, comprobaron y retiraron el peligro, con ayuda de los guías caninos de la Jefatura Superior de A Coruña. La Policía Científica también les tomó huellas y ellos estuvieron tan atentos y callados como ante los mismos protagonistas de CSI. El objetivo de estas jornadas, que se realizaron por primera vez en un centro de Vigo, es acercar la Policía a la sociedad.

Algunos, como el pequeño de 8 años Raúl Bugallo, cumplieron su sueño de poder accionar una alarma. "Quiero ser policía desde que tenía 4 años", aseguró agarrando un escudo antidisturbios. "Cuando cumplas 18, te venimos a buscar en el coche", bromeó un agente.

"Ésta es una fórmula muy bonita, con los más pequeños... Vinieron padres de alumnos y profesores", explicó el delegado de Participación Ciudadana de la Comisaría Vigo- Redondela, Sergio Ramos.

Se trata de un programa en el que colaboran el Ministerio de Educación y el de Interior y que cuenta, además, con charlas sobre drogas y alcoholismo, bandas juveniles y los peligros de las nuevas tecnologías. "Es un acercamiento, para que los niños conozcan el servicio que presta la Policía", explica María Garrido, la directora del centro. Misión cumplida, dijo.