La construcción del AVE entre Pontevedra y Vigo se encuentra con un nuevo obstáculo. El Concello de Vilaboa ordenó ayer la paralización de la obra a su paso por Paredes al entender que podría causar perjuicios a los vecinos de la zona. El alcalde, José Luis Poceiro, acompañado por varios afectados, obligaron a los operarios a marcharse. Todo porque se teme que la realización del túnel deje sin agua a la parroquia, por eso se pretende que los trabajos cesen hasta finales de año, cuando estará garantizado el abastecimiento con una nueva traída.

El tramo de ejecución entre Pontevedra y Vilaboa sufrirá un retraso de más de medio año sobre el plazo de ejecución planteado en su adjudicación si finalmente el Ayuntamiento logra su propósito. El gobierno municipal ha optado por dar apoyo a las quejas de los vecinos ante el riesgo de que sus viviendas y también algunos negocios de la zona se queden sin agua durante la temporada de verano.

Según argumentan los vecinos la traída actual presenta deficiencias y se tienen que surtir de pozos. La conservación de estos estaría en peligro con la realización del paso subterráneo que comunicaría la salida de la capital con Soutomaior. La cota de profundidad, entre 60 y 80 metros, amenaza la persistencia de algunos de ellos y de ahí la oposición de los afectados a que comiencen ahora las tareas de excavación.

En la actualidad se están desarrollando unos trabajos encaminados a mejorar la red de abastecimiento que sirve a Paredes y desde el consistorio garantizaron a los vecinos que estarían terminados antes de 2009. No obstante, su finalización también se ha visto retrasada debido a los problemas por los que habría atravesado la empresa.