Si el tiempo sigue así; nos deshidratamos. Una compañera está indispuesta desde anoche". Es el testimonio de una de las seis enfermeras y auxiliares del turno de noche en la unidad de Neonatos del Hospital Xeral, cuyo termómetro marcó 30 grados estos días. Firmaron un escrito y dieron parte a personal de mantenimiento y a la supervisora de guardia, pero la respuesta es que la climatización no puede encenderse porque el ruido molesta a los vecinos. Desde que se estropeó el aire acondicionado del hospital se habilitaron ventiladores, pero sólo se encienden durante el día. Por la noche, su funcionamiento sobrepasaría los índices de contaminación acústica permitidos.

Las cuidadoras se muestran más preocupadas, incluso, por los bebés prematuros que ocupan la planta (veinte la pasada noche). Las incubadoras regulan la temperatura del interior para los recién nacidos, pero los alimentos que se pasan por sonda durante las veinticuatro horas pudieran verse afectados. "Hay productos que sí se estropean con el calor, como la alimentación enteral. Las leches de los biberones están en la nevera, pero otras van por sonda", explica I.F, que lleva 33 años trabajando en dicho servicio. Lo normal es que sean unos treinta los bebés prematuros que se recuperan en esa planta.

Una de las zonas más afectadas de esa planta -la tercera- es la UCI de Pediatría; ya "de por sí, un espacio muy reducido". Actualmente están allí ocho niños y al calor exterior se une el que procede de la electricidad de las cunas térmicas e incubadoras.

El sistema de aire acondicionado se estropeó hace aproximadamente un mes en el Hospital Xeral y la actividad hospitalaria se vio resentida en áreas como el laboratorio, donde hubo que suspender los análisis de sangre -entre otras pruebas- a causa del calor. Aunque el Sergas reconoció que la situación pasa por adquirir un nuevo sistema de climatización, tardará "unos dos meses en llegar". Mientras, se están usando otros sistemas, como el de ventilación.

Persianas estropeadas

"La unidad está justo encima de donde se realizan los partos" -explican- "en esa zona entra el sol por la mañana y por la tarde, porque da de frente en las ventanas". Según las enfermeras, muchas persianas de esa planta están estropeadas y no pueden bajarse durante el día para evitar que entre más calor. "Son diez horas seguidas. Trabajadoras y pacientes estamos perjudicados. Al estrés para el cuerpo de trabajar por la noche, se une el calor. Algunos pacientes prefieren dormir con las ventanas abiertas, a pesar del ruido y nosotras tenemos que salir un rato fuera a tomar el aire", insisten.