Cuidado con el bolso... incluso dentro de los despachos judiciales. Los juzgados vigueses han sufrido en las últimas semanas una sucesión de robos que han llevado al juez decano a solicitar que se extreme la vigilancia policial. En dos de los casos las víctimas fueron sendos secretarios judiciales y los escenarios de las sustracciones sus despachos, donde los delincuentes se hicieron con objetos personales ya recuperados. Pero el episodio más grave fue el robo de una caja que contenía pruebas recabadas en un registro domiciliario por un asunto de tráfico de drogas. Y a todo esto se une la incautación de un cuchillo de grandes dimensiones en los controles aleatorios que se hacen en los accesos de los edificios de la calle Lalín.

Los robos en los juzgados han existido siempre. Pero desde hace más de un mes los casos parecen sucederse sin tregua. El último ocurrió a finales de la pasada semana en el juzgado de guardia. A media mañana y en plena vorágine de trabajo. La secretaria salió unos minutos de su despacho para hacer unas fotocopias y, al volver, sorprendió a un joven tras su mesa: ya había cogido dinero y documentos que guardaba en el bolso. Le pidió que soltara todo y el delincuente obedeció, pero huyó a la carrera. Su fuga duró muy poco, porque la mujer fue tras él y advirtió a los policías que vigilan la entrada, que lo interceptaron en el vestíbulo. El ladrón, con un amplio historial delictivo, ya se ha enfrentado a un juicio rápido por estos hechos. La Fiscalía le acusa de una falta de hurto y pide que sea condenado a diez días de localización permanente.

Pruebas

No fue el único robo registrado en el juzgado de guardia, que está ubicado en la planta baja del edificio nuevo y para el cual el juez decano, ante los últimos sucesos, ha solicitado por escrito que haya un policía de manera permanente. El anterior fue más grave, ya que está sin resolver y ha afectado a una investigación judicial. Una serie de personas lograron sustraer una gran caja que contenía material recabado en un registro domiciliario con motivo de una investigación de tráfico de drogas. "Había balanzas, vídeos, teléfonos móviles...", señalan fuentes judiciales. El material estaba en el pasillo.

La sospecha existente es que los ladrones eran personas próximas a los detenidos -ese día se congregó allí un grupo amplio de personas - que creían, erróneamente, que la droga incautada estaba guardada en esa caja. En las cámaras de seguridad no se detectó nada y en la entrada del edificio no se vio a nadie abandonar los juzgados con una caja de esas dimensiones, por lo que se cree que la arrojaron por la ventana de los baños, donde habría una persona esperando.

El tercer robo de estas últimas semanas tuvo lugar en el despacho de otro secretario judicial, en este caso del de la Sección Quinta de la Audiencia Provincial. Le sustrajeron el billetero, pero la Policía lo llamó ese mismo día para decirle que habían recuperado su cartera y detenido al ladrón. Tuvo suerte: en su interior conservaba toda su documentación personal.

Los últimos robos coinciden con la puesta en marcha de controles con espadas detectoras de metales. Los agentes sorprendieron a un joven con un gran cuchillo de cocina en su mochila. El chico, nervioso, entregó el arma antes de ser cacheado.

Controles

Todos estos sucesos han llevado a extremar la vigilancia, que ya se vio reforzada el pasado febrero con la incorporación de 8 policías nacionales para labores de seguridad. Además de la vigilancia permanente en el juzgado de guardia -que no siempre es posible por limitación de personal-, los agentes hacen rondas por los pasillos como medida "disuasoria". Pero se da por hecho que los descuideros actuarán siempre que tengan la mínima oportunidad. La precaución es fundamental. Ayer mismo, un testigo de un juicio se olvidó las gafas en el pasillo. Y el propio juez le advirtió de que los juzgados no son ajenos a los robos.