El temporal de viento y agua que ayer de madrugada azotó la ciudad y sus alrededores tuvo en jaque a los servicios de Bomberos, Policía Local y Nacional. Las fuertes rachas que entre la medianoche y las cuatro de la madrugada se dejaron sentir en el casco urbano causaron importantes daños materiales. Árboles caídos sobre vehículos, losetas de fachadas derribadas y techos, paneles informativos, vallas publicitarias, postes y contenedores por los suelos. También el mobiliario urbano resultó afectado debido a las rachas de casi 90 kilómetros por hora.

También jornada complicada en el mar. En el puerto deportivo de Chapela dos embarcaciones se soltaron de sus amarres y acabaron hundiéndose, mientras que otras sufrieron importantes daños en sus cascos. Salvamento Marítimo informó que sobre las 4.00 de la madrugada tuvo que rescatar una embarcación de 17 metros que fue arrastrada hacia las rocas en la zona de Meira.

Poco antes se soltaban dos bateas en la zona de Moaña y el mar las arrastró hacia la playa. Asimismo, en el edificio de la antigua empresa "Cordelerías Mar" saltaron algunas planchas de aluminio del tejado y los bomberos tuvieron que apuntalar otras para evitar que cayeran a la vía pública.

Los dos parques de bomberos de la ciudad, el de Teis y el de Balaídos, estuvieron trabajando al máximo con todos sus efectivos humanos, que trabajaron hasta mediodía para restaurar la normalidad. Las patrullas policiales colaboraron y fueron más de veinte las intervenciones realizadas en la noche.

La primera de las salidas fue a las 23.45 horas y desde ese momento se sucedieron toda clase de incidencias. En la avenida de Madrid cayeron al menos cuatro árboles, y otros cinco se desplomaron en Tomás Alonso; Torrecedeira; carretera de Camposancos y la calle Mondariz. En este vial del polígono de Coia, ya sobre las 9.30 horas, dos árboles cayeron sobre dos coches estacionados, causando importantes daños.

Las fachadas de algunos edificios también se vieron afectadas, así como losetas desprendidas, cornisas y algún que otro letrero que terminaron en el suelo, sin que por fortuna alcanzasen a persona alguna. Vallas de obra, paneles informativos y vallas publicitarias fueron igualmente desplazadas de su ubicación. El "baile de contenedores" fue también una constante a medida que los servicios de recogida los iban dejando vacíos.