Años de espera que parece van a llegar a su fin. Las obras de construcción de la subestación eléctrica del Castro, enterrada bajo las escaleras de acceso principal al parque vigués, ya han concluido. Ahora resta el trabajo de los técnicos que deberán realizar las conexiones entre los distintos elementos electrónicos para que se pueda utilizar la instalación. La fecha probable de entrada en servicio será mediados del mes de junio.

La nueva subestación supondrá asegurar, durante varias décadas, el suministro e energía eléctrica al casco urbano vigués. Además, según los técnicos de Unión Fenosa, supondrá que se descargue de trabajo a las subestaciones que ahora funcionan en el Troncal y en Balaídos.

La configuración y la tecnología de la nueva instalación permitirá, además de inyectar mayor potencia en la red del centro de la ciudad, reducir los tiempos de reposición del suministro eléctrico ante posibles incidencias en la red, ya que el diseño se ha realizado por circuitos independientes.

La planta, que se ha construido durante el último año, ha sido realizada en hormigón armado lo que evitará la posibilidad de fugas al exterior de cualquier tipo de ondas. Está dotada de dos transformadores, que se podrán ampliar a otros dos de similar potencia en el caso de que la demanda de consumo aumentase.

Las obras, incluido los elementos electrónicos y los circuitos que se instalarán en el interior, tienen un coste superior a los nueve millones.

Servicio

Con la entrada en funcionamiento de la nueva subestación se garantiza el servicio en toda la red del casco urbano. La instalación servirá para atender a unos treinta mil clientes en Vigo.

La construcción de la subestación del Castro comenzó a mediados de los años noventa, aunque en otra ubicación diferente: la esquina entre Ronda de Don Bosco y Venezuela. Las protestas de los vecinos de la zona, sobre todo de las viviendas situadas en Enrique Blein, llevaron el caso a los tribunales. Sucesivas sentencias ratificadas por el Tribunal Supremo llevaron a la paralización de la obra y, tras años de pleitos, Unión Fenosa decidió cambiar la ubicación para construir la planta en el lugar en que ahora se asienta, lejos de cualquier edificio residencial.

El trabajo que resta es "muy delicado" ya que ha de hacerse sin que interfiera en el servicio eléctrico.