Presión laboral tendenciosa. ¿Por qué es preferible esta definición al mobbing o acoso laboral?

- Este término lo desarrollé en la tesis que comencé en el año 2001, la primera desde la óptica jurídica que se realizó en España sobre el tema. Es una definición que no usa términos con connotaciones negativas y fácil de entender y recordar. Lo importante es que sea un concepto jurídico uniformado: el gran error ha sido no seguir esta línea, lo que ha provocado que las víctimas queden desprotegidas. Sin este concepto único, el problema se queda más en el pataleo que en la verdadera protección.

- Desde el punto de vista jurídico, ¿en qué momento se encuentra el acoso laboral?

- Nos hemos estancado y la protección a las víctimas es insuficiente. Esperamos a ver lo que se hace en Europa y en España, mientras, no se actúa.

- Desde que comenzó a hablarse del mobbing, en 2001, ¿ha aumentado mucho el número de casos que llegan a los tribunales?

-En 2002 hubo una subida importante, pero luego comenzaron los casos de falso mobbing, lo que generó recelos. Ahora estamos a la baja, precisamente por esa banalización.

- ¿Quiénes son los culpables de que se haya producido esa banalización del mobbing?

-Hoy el mobbing se usa para todo porque algunos autores formularon definiciones demasiado amplias. Esto provoca que cada uno tenga una interpretación del problema y genera dudas. Por ejemplo, el mobbing inmobiliario yo no lo considero mobbing; es otra cosa, y una confrontación dentro de la empresa tampoco lo es, aunque algunos conceptos sí que lo incluyan. Parte de la culpa la tienen los legisladores, que optaron por legislar sólo algunas situaciones y otras quedaron fuera. El resultado es que se produce una desprotección de las verdaderas víctimas del mobbing.

- Uno de los problemas para llevar el acoso laboral a los tribunales son las pruebas.

-Yo no estoy en absoluto de acuerdo con ello. El mobbing es relativamente sencillo de probar porque hay una serie de indicios que se van acumulando: la presión es sucesiva y tiene una finalidad.

- Los testigos son los propios compañeros y puede suceder que guarden silencio.

-En ocasiones los compañeros participan pasivamente en el acoso y se niegan a asistir al juicio por represalias. Pero hay otras pruebas útiles como las grabaciones, detectives privados o inspectores de trabajo. Lo importante es que la víctima elija un abogado especializado, no uno generalista. Los jueces notamos mucho si es así porque un letrado preparado realiza un buen filtro; sabe distinguir el verdadero acoso de un enfrentamiento puntual y presentar bien el caso.