Además, esta situación es i cabe más complicada para el torero, que sufre del corazón y sigue una medicación específica para ello, aunque comentó que los médicos le había dicho que todo estaba bien.

Ahora, fuera de la gravedad, Ortega Cano relata como sucedió todo: "Yo todos los días paseo por el campo, entre el ganado. Esa mañana me encontré con el mayoral y le dije que le ayudaba a dar de comer al ganado (en su mayoría novillos de tres años). Fue entonces cuando, mientras rellena uno de los comederos, escuché una voz que gritaba '\u00A1Cuidado señor!', me giré y pude ver cómo el toro saltaba hacia mi como un tigre".

Dice el maestro que lo primero que se le pasó por la cabeza es que se estaba desangrando. "Mi gente me hizo un torniquete y rápido me llevaron al ambulatorio de Castilblanco de los Arroyos (Sevilla)", donde le realizaron los primeros auxilios. Una vez estable en el hospital y en plena recuperación, José se preocupa ahora por sus hijas, que se asustaron mucho al ver a su padre en ese estado.