Obama trata de llevar sus últimos días de vida relativamente normal antes de que el próximo 20 de enero ocupe oficialmente la Casa Blanca. Por ese motivo, se encuentra de vacaciones en Hawai y trata de llevar una vida más o menos relajada, aunque sus agentes de seguridad apenas podían controlar a la muchedumbre que trataba de acercarse ayer al ex senador incluso cuando comía.

El presidente electo acude ahora dondequiera que vaya con un séquito de guardaespaldas que impiden el asedio no sólo de curiosos, sino también de los medios de comunicación. La prensa no tiene permiso para acercarse a la residencia donde se encuentra disfrutando de unos días de descanso, lo que no impidió que un 'paparazzi' sacase fotografías esta semana de Obama en la playa, algo que provocó gran revuelo y planteó la pregunta de cómo pudo burlar el cerco de seguridad.