El Aston Martin DEB5 que conduce el príncipe de Gales, versión descapotable del que llevaba Sean Connery en la película "Goldfinger", utiliza combustible ecológico a base de derivados del vino y del queso.

La conversión del motor de ese deportivo, que le regaló a su primogénito la Reina Isabel II en 1969 con motivo de su 21 cumpleaños, es una de las medidas que ha tomado el príncipe de Gales para reducir sus emisiones de CO2 en un 18 por ciento.

Según los datos aportados por la Casa del Príncipe, el motor del automóvil funciona con un 100 por ciento de biotetanol fabricado con vino blanco, al que se añade un producto derivado de la fabricación de queso.

Los gases de escape no huelen, sin embargo, a queso ni a vino, sino curiosamente a vodka, informa hoy el diario "The Times".

Sir Michael Peat, secretario particular del heredero del trono, explicó que el vino utilizado no es el sobrante de los banquetes que ofrece el príncipe Carlos -aunque podría estudiarse esa posibilidad, según dijo- sino que procede de unos viñedos propios existentes en el condado de Wiltshire.

"Es vino inglés que procede de excedentes", señaló Peat.

El príncipe de Gales ha invertido en torno a 6.300 euros en la conversión del motor de su Aston Martin, que forma parte de una flota que incluye también dos Jaguars, dos Audis y un Land Rover.

Los motores de todos ellos han sido adaptados para funcionar con biocombustible.

Carlos de Inglaterra ha logrado también reducir la factura que paga por la calefacción al sustituir los calentadores tradicionales por otros que funcionan con restos de madera e instalar sistemas térmicos más eficaces en sus residencias.

De ese modo mientras que la factura de combustible del hogar británico medio ha subido en cerca de un 5 por ciento, el heredero del trono ha conseguido reducir la suya en un 14 por ciento.

Además de ecologista apasionado, el príncipe de Gales, o quien le asesora, es un mago de las finanzas, y así, según informa también "The Times", pese a haber ganado 1 millón de libras (1,26 millones de euros) más el año pasado, ha terminado pagando menos impuestos.

Según su declaración de Hacienda, el primogénito de Isabel II aprovechó una ley fiscal que permite a los empresarios por cuenta propia descontar ciertos gastos de los impuestos y acabó pagando 3,4 millones de libras (4,28 millones de euros) por unas ganancias de 16,3 millones (20,5 millones de euros).