En el libro "Corte de caja" de la periodista Laura Castellanos, que saldrá a la venta esta semana y es producto de dos entrevistas con el jefe del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), "Marcos" ofrece algunos detalles de su vida privada, gustos y aficiones.

El dirigente que se alzó en armas en 1994 para luchar por los derechos de los pueblos indígenas aseguró que nunca se sintió cómodo con su imagen de personaje con "sex appeal": "\u00A1Cómo te va a gustar que te acosen sexualmente, por favor!", exclamó a preguntas de la periodista.

"Marcos" consideró que parte de su atractivo "reside en el símbolo, no en uno, porque el misterio, la máscara, atraen todo lo que fue cultivado por los medios".

Admitió que convertir al pasamontañas en un símbolo del zapatismo ocurrió por casualidad ya que fue un elemento improvisado sólo para la sublevación.

Es más, agregó, en realidad el objeto con el que pensaban que serían recordados era el "paliacate" (pañuelo) rojo.

La máscara "da mucho calor cuando hace calor y frío cuando hace frío", reconoció Marcos, que agregó con ironía que nunca volverá a levantarse en armas con un pasamontañas.

El "Subcomandante" y portavoz del grupo insurgente reveló que no tiene casa fija sino un "cuartito, un techito" donde "boto lo que traigo", aseveró.

Aunque lee literatura indígena, poesía y leyendas, siempre le acompañan un ejemplar de "El Quijote" y las antologías del poeta español Miguel Hernández y del chileno Pablo Neruda.

Pero la figura literaria latinoamericana que más admira es el uruguayo Eduardo Galeano por su obra "Las memorias del fuego", que consideró una "joya de la literatura y una de las más hermosas lecciones de historia de América Latina".

"Marcos" extraña ir al cine y acudir a partidos de béisbol.

De su "amor imposible" por Angelina Jolie, contó que surgió cuando supo que la actriz apoyaba a las reservas indígenas de Norteamérica y que su madre, ya fallecida, era originaria de uno de esos pueblos.

Aseguró incluso que le remitió una invitación para asistir el pasado año a un encuentro de pueblos indígenas de América que se celebró en el poblado yaqui de Vicam, en el estado mexicano de Sonora, en el noroeste del país.

"No le llegó la invitación porque sino seguro hubiera ido", dijo "Marcos".