Uno de cada cinco gallegos vive en el rural. La conclusión a la que llega un informe de Medio Ambiente se debe a que esta situación se da sobre todo en las provincias de Lugo y Ourense, con el 45,4 y el 38,3% de sus habitantes, respectivamente, residiendo en zonas poco pobladas. Sin embargo, en Pontevedra es más que evidente el éxodo desde los municipios del interior a las zonas costeras, puesto que sólo el 8,5% de sus vecinos reside en estas ZPP, mientras que el porcentaje en A Coruña sube hasta el 16,4%.
Es más, en la provincia hay 26 municipios que no tienen a ningún habitante empadronado en zonas rurales, mientras que otros 12 sí mantienen al 100% de sus vecinos en el rural. En esa lista se incluyen seis de los concellos de Deza y Tabeirós-Montes: Agolada, Dozón, Rodeiro, Vila de Cruces, Cerdedo-Cotobade y Forcarei. Todos tienen sus núcleos urbanos sí, pero su densidad de población no les permite catalogarlos como zonas con una carga poblacional notable. Así es que solo Lalín, Silleda y A Estrada registran cierto predominio de la población urbana sobre el rural: en la cabecera comarcal, sólo tres de cada diez vecinos (en concreto, el 33,5%) reside en zonas poco pobladas, mientras que en A Estrada la relación sube ya al 47,3% y en Silleda, al 57,7%.
Medio Ambiente es consciente de que la pérdida de población en el rural trae consigo alteraciones en el paisaje (por el abandono de las tierras de cultivo) y consecuencias socioeconómicas (pérdidas de empleo en el ámbito rural). Puso en marcha, el año pasado, un sistema de transporte compartido entre escolares y adultos, y apuesta por concentrar servicios en los principales núcleos de cada parroquia. Pero sabe, también, que si sigue la despoblación en el rural, tendrá que fortalecer los servicios en las "nudos" y ciudades dormitorio que han ido creciendo en los entornos de otras urbes como Santiago y Vigo. En estas ciudades de extrarradio crece más la densidad de población (es el número de habitantes por kilómetro cuadrado) que en las propias urbes, debido al precio más asequible de la vivienda, una mejor calidad de vida y una buena red de transporte.
Esta realidad es evidente al ver las densidades de población de la provincia: en las comarcas de Deza y Tabeirós-Montes se dan las cifras más bajas de toda Pontevedra mientras que en Vilagarcía de Arousa, por poner un ejemplo, se llega a los 847 habitantes/km2, y en Cangas, a los 703. En la otra cara de la moneda, y por empezar por los valores más bajos, Dozón tiene una densidad de 14,9 habitantes/km2. La dispersión de la población explica que Rodeiro y Agolada, que tienen casi el doble de censo, en poco aumenten su densidad, con 17,1 y 17, respectivamente. Vila de Cruces, como es obvio, ya mejora las cifras, con una densidad de población de 35,1 habitantes/km2 que en el caso de la vecina Silleda sube ya a los 52. La cabecera comarcal, Lalín, tiene una densidad de población de 61,4, por debajo de A Estrada, con 74,5. En Terra de Montes, la densidad de Forcarei es de 21,5 habitantes por kilómetro cuadrado, que en Cerdedo (desglosado de Cotobade) está en los 22,3.
En cualquier caso, la densidad de población de los municipios del norte pontevedrés está muy por debajo de la media gallega, cifrada en 91, 9 habitantes/km2. El informe de Medio Ambiente recomienda utilizar, en vez de la media, la mediana (es el valor que se encuentra justo en medio de la lista), de 37,4 habitantes/km2, ya que la media se ve muy elevada por la altísima densidad que arrojan municipios como Vigo, con 2.674 habitantes/km2, o Burela, con 1.249.