La responsable del colectivo, que agrupa a víctimas de acoso, explicó a Europa Press que algunas empresas verán este menor crecimiento de la economía como "una excusa" para recortar sus plantillas, por lo que, en algún caso, las prácticas de acoso, que provocan un deterioro en la salud de quien las padece, servirán para forzar la salida de personas que "muchas veces abandonan el trabajo sin reclamar sus derechos".

El pasado año, en Galicia se presentaron un total de 109 denuncias por acoso laboral ante la Inspección de Trabajo, 14 más que en 2006. Sin embargo, Ventín destaca que hasta la sede central de su colectivo, en Vigo, llegan "dos o tres casos a la semana, de las que a lo mejor una resulta no ser 'mobbing' al tratarse de un conflicto laboral puntual". Así, explicó que "la mayoría de los casos están ocultos" ya que el poco éxito en los procesos administrativos y judiciales, que radica en la dificultad de encontrar pruebas que corroboren los hechos, "desalienta" a las víctimas a la hora de denunciar.

Aún así, aseguró que en la comunidad, donde "sólo el 10% de los dictámenes judiciales son favorables, frente al 30% español", existen sentencias que consideran el acoso moral en el trabajo como un accidente laboral. Además, "si se demuestra que el empresario no veló por la salud de su trabajador, el juez puede extinguir el contrato y se podrá dar una indemnización equivalente a un despido improcedente", agregó.

AGACAMT anima a las víctimas a que denuncien públicamente su situación para que sus casos sirvan "de aviso a navegantes" y se comiencen a hacer visibles este tipo de conductas. Sin embargo, antes de dar este paso, es necesario que la persona recupere el ánimo y fortaleza psicológica que le ha minado la presión a la que se ha visto sometido.

FASES.

El acoso laboral es una práctica que implica una frecuencia en la hostilidad, que puede ser insultos y amenazas personales o incluso actos "sutiles" a penas perceptibles por el resto de compañeros. Además el 'mobbing' se ejecuta en base a "un plan", con el objetivo de que la víctima, considerada a veces como un competidor, abandone la empresa.

Con su conducta, el acosador debilita a su víctima de forma psicológica e incluso le causa enfermedades, por lo que la persona comienza a alternar bajas laborales con periodos de trabajo o incluso abandona la empresa. Según destacó Ventín, el momento de la baja a veces "sólo sirve para demorar el problema hasta que se vuelve a la empresa", por lo que destacó la importancia de contar con el apoyo de la familia y utilizar el periodo de inactividad para "curarse" y acudir a terapias de grupo en las que la persona "pueda sentirse comprendida y recuperar su autoestima".

Así, destacó que, normalmente, a las víctimas les cuesta reconocer su situación: "las mujeres suelen aguantar un año y medio, pero en el caso de los hombres, suelen estar unos dos años porque son más reticentes a admitir lo que les pasa". Una vez que hacen público su problema, "lo primero es curarlo", insistió.

DIFICULTAD PROBATORIA.

Una vez que la persona está preparada ya puede presentar su denuncia aunque, según explicó la presidenta de AGACAMT, hay pocos casos exitosos. La dificultad radica en encontrar pruebas objetivas porque normalmente el acosador es la persona que "ostenta el poder" y tiende a ser "un manipulador" en el entorno de trabajo, por lo que el proceso judicial "se hace muy duro". De todas formas, "cada vez que hay una sentencia favorable es una pequeña victoria" que ayuda a hacer visible este problema.

En cuanto a todo este proceso, la asociación, que tiene grupos en Santiago, A Coruña, Ferrol y Vigo, pide una mayor formación en 'mobbing' para juristas, expertos en relaciones laborales, inspectores de trabajo y también psicoterapeutas, que puedan aportar soluciones específicas en cada caso. "En Galicia hoy no hay especialistas en acoso", lamentó, al tiempo que estimó que "existe una legislación, la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, pero falta voluntad para aplicarla".

Por ello, el colectivo reivindica la creación de un observatorio gallego sobre acoso moral en el trabajo que tenga carácter autonómico y que arroje luz sobre la situación, puesto que "el no ser claros en cuanto a las cifras es otra forma de ocultar el problema". Además, también pide a las empresas que desarrollen protocolos de conducta que permitan llevar a medidas de prevención y eviten que, en muchos casos, "cuando son los responsables directos del acoso, son cómplices al permitir que ocurra".

"TODOS PODEMOS SER VÍCTIMAS".

"Todos podemos ser víctimas de acoso", aseguró Ventín, quien destacó que el perfil del acosado es "una persona competente y que no accede a prácticas poco honrosas. Es todo lo contrario del acosador, quien ve en la víctima una seria amenaza que puede hacerle sombra".

Así, explicó que la mayoría de los casos que llegan a la asociación se refieren a la Administración Pública, donde "si no te pueden echar, te pueden pisar" y estas "se disfrazan como actos administrativos con apariencia de legalidad". Al respecto del ámbito privado, "el que más destaca es el sector servicios", añadió.

CONSECUENCIAS "IRREPARABLES".

Por otra parte, Ventín explicó que el 'mobbing' tiene "consecuencias psicológicas irreparables" para quien lo sufre, puesto que en la mayoría de los casos se dan cuadros depresivos, de ansiedad "e incluso suicidios". Además, el deterioro del ánimo y la salud mental repercute en el físico y puede llegar a provocar afecciones como la fibromialgia o úlceras.

Según la VI Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo, realizada el pasado año por el ministerio del ramo, existen más mujeres que admiten sufrir acoso que hombres, y normalmente, se trata de personas menores de 45 años. Este documento también destaca que aspectos como los problemas de sueño y apetito, cansancio continuo y falta de atención, entre otros, son "significativamente mayores" en quienes están expuestos a comportamientos hostiles, lo que repercute en su relación con los demás, tanto dentro como fuera del centro de trabajo.

Finalmente, un informe de la UGT afirma que las víctimas de 'mobbing' también afectan al rendimiento de la empresa, debido al aumento del absentismo, y los costes que de ello se derivan, y a que se provocan pérdidas en la fuerza de trabajo, ya que se suele optar por abandonar el puesto. También existen estudios que vinculan el descenso de la calidad del clima laboral con la posibilidad de que se incremente la siniestralidad laboral, debido a negligencias, descuidos o incluso accidentes voluntarios.