La acción de los furtivos no encuentra un rival que los detenga, lamenta el sector, pese a que las cofradías gallegas y la Xunta unen esfuerzos para intentar erradicar esta práctica ilegal. Hay varias formas de hacer frente al furtivismo, aunque el presidente de la Federación Galega de Confrarías de Pescadores, Tomás Fajardo, apunta que una de las más eficaces es reforzar las labores de los vigilantes a través de la colaboración.

Uno de los investigadores del grupo de Economía Pesquera de la Universidade de Santiago (USC), Gonzalo Rodríguez, incide en la organización de grupos entre las mariscadoras para trabajar y vigilar en diferentes zonas. Una parte del colectivo extraería su cuota y la de sus compañeras mientras que la otra vigilaría las playas en las que no se esté recolectando. Sería otra forma de evitar la explotación ilegal del recurso. Además de estos actos de autodefensa del sector, otro de los integrantes del equipo de la USC, Hugo Ballesteros, comenta que la Administración gallega desarrolló una serie de políticas para aumentar el número de acciones contra el furtivismo, que incluyen campañas de concienciación ciudadana y multas.

Entre enero y julio se contabilizaron 1.564 infracciones y multas por un importe que puede llegar a los 30.000 euros si es reincidente, aunque muchas veces no llegan a hacerse efectivas porque, como apunta el subdirector del Servizo de Gardacostas, Lino Sexto, los procesos son largos y ellos, en muchas ocasiones, se declaran insolventes.