Se estima que existen en internet más de 900 millones de webs de contenido erótico y pornográfico, muchas de ellas de acceso "gratuito e indiscriminado", como explica el profesor de la facultad de Psicología de la Universidade de Santiago Antonio Rial Boubeta. Así que oferta no falta y miles de menores gallegos la aprovechan. El experto advierte de que son más de 40.000 menores de edad gallegos de 12 a 17 años los que consumen porno a través de la red, o, lo que es lo mismo, uno de cada tres adolescentes (35,6%) de la comunidad admite acceder "con frecuencia" a webs de contenido erótico o pornográfico.
Además, los estudios sobre el uso (y abuso) de las nuevas tecnologías y de alcohol y drogas entre el alumnado gallego coordinados por este experto muestran que el fenómeno va a más. De hecho, alerta de que el consumo de pornografía entre los menores "se dispara", duplicándose en apenas tres años. Solo en ESO (12 a 16 años), etapa educativa de la que disponen de investigaciones con alumnos para los años 2014, 2016 y 2017, los visitantes regulares de webs porno pasaron de un 17,3% a un 29,9% y, si se incluye Bachillerato y FP, llegan ya al 35,6% mencionado.
Y las chicas se suman cada vez más a esta conducta, como ya ocurrió, señala Rial Boubeta, con el alcohol o el tabaco. Con el extra, indica, de que ellas son en mayor medida usuarias intensivas de la red que sus compañeros varones. Para este profesor el aumento entre las jóvenes es "especialmente preocupante", ya que la cifra se ha triplicado en ESO desde el 4,7% de 2014 y casi cuadruplicado si se compara esta cifra con la de 2017 para ESO, FP y Bachillerato, con un 17,9% de consumidoras. No obstante, los compañeros varones de esas edades siguen ganando por goleada: son habituales el 53,5%. Explica Rial Boubeta que el "punto de inflexión" se produce a los 14-15 años y que a los 16 y 17 años el acceso a pornografía es "masivo" entre chicos (83,9%) y "bastante habitual" entre el sexo femenino (29,2%).
El experto advierte cómo "algunas lacras sociales", como el acoso o "incluso" el consumo de sustancias, pueden estar "asociadas" al consumo "incontrolado" de porno en la red. Aunque enfatiza que no se puede establecer una relación de causa-efecto, sus trabajos constataron que la tasa de acosadores se multiplica por tres entre quienes acceden con asiduidad a este tipo de páginas (entre los varones, por cuatro) y algo similar", dice, sucede con las víctimas, cuya tasa de acoso "especialmente entre las chicas", se duplica. También en lo relativo al consumo de sustancias, señala, las diferencias son "significativas": los habituales de webs porno presentan un mayor patrón de riesgo de consumo de alcohol o cannabis o de "engancharse" a la red.
"Si no queremos, ni podemos, limitar el acceso de los adolescentes a internet, sería conveniente esforzarnos más en educar, también en el terreno de la sexualidad", defiende. Y vuelve a insistir, a tenor de los datos, en que los "problemas no cursan solos, sino que traen de la mano otras conductas de riesgo", por lo que aboga una vez más por la "necesidad de una prevención integral". Porque, dice, los indicadores revelan que "algo no estamos haciendo bien".
